Se dice que hace años, los pescadores bretones antes de embarcarse por la mañana, solían orar de esta manera:
“Guárdame, oh Dios, porque mi barca es tan pequeña y tu mar es tan grande…”
Quizás no seamos pescadores y no vayamos a navegar todos los días; sin embargo, esta misma oración podríamos aplicarla cada mañana porque nuestras vidas son como pequeñas barcas en un mundo que cada día está más tempestuoso, más sacudido por problemas sociales y económicos; y probablemente podemos sumar problemas más personales como los familiares, laborales, etc.
¿Cómo empiezas tus mañanas?
Todas las mañanas, al iniciar el día podemos hacer una oración parecida a la de los pescadores, encomendando nuestras vidas y las de nuestros seres queridos al cuidado de Dios porque sólo su amor, cuidado y misericordia pueden mantenernos seguros en un mundo tan convulsionado.
Quizás tienes muchas dudas y temores acerca del futuro y lejos de ver mejoría en las cosas, pareciera que sólo empeoran. Sin embargo, te animo a tener la confianza del salmista y decir:
En cuanto a mí, yo cantaré de tu poder; cada mañana cantaré con alegría acerca de tu amor inagotable. Pues tú has sido mi refugio, un lugar seguro cuando estoy angustiado. Oh fortaleza mía, a ti canto alabanzas, porque tú, oh Dios, eres mi refugio, el Dios que me demuestra amor inagotable.
Salmos 59:16, 17 (NTV)
Dios es el único refugio seguro, a quien podemos acudir en tiempo de angustia y confiar en que Él son guardará y salvará en el día de la angustia, ¿Lo crees?
No hay una oración que debas seguir al pie de la letra, por el contrario, al orar puedes acercarte a Dios con confianza y abrir tu corazón, contarle de tus temores, de tus sueños y anhelos; puedes hablar con Él como lo harías con tu padre o alguien a quien amas mucho.
No dudes en acercarte al Señor, entrégale tus días y confía en que no hay problema ni adversidad de la que Él no pueda guardarte.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.