Sigue rondando en mi cabeza este tema de la nueva cultura y el futuro de nuestro mundo. Para efectos de estas reflexiones propongo que nueva cultura se refiera a las nuevas tecnologías digitales y su impacto en la vida social.
Hace unos días hablé con mi amigo Iván sobre este tema. Es un poco mayor que la generación propiamente milenial y que la llamada centenial, pero resulta para mí un interlocutor más que válido. Su opinión es que lo que uno diga acerca del mundo futuro, gobernado por la actual generación joven, es un prejuicio. Máxime, si la medida de análisis es el pensamiento crítico y la importancia capital de la lectura.
¿Leer y pensar como medida de análisis?
He sostenido —y todavía lo creo fuertemente— que la lectura dedicada y el pensamiento crítico son dos elementos fundamentales en la formación de individuos independientes e impermeables a la manipulación social.
La pregunta que he planteado a Iván es si creía que mi postura sobre este aspecto particular de la cultura es válida. O si necesitaba (con seguridad sí) un mayor examen. Él piensa que es arrogante juzgar a la generación que se hará cargo del mundo en veinte o treinta años.
Porque los asuntos que han dado forma a nuestra generación no serán los mismos de mañana. Eso define del mejor modo la nueva cultura y el futuro de nuestro mundo.
La cultura de masas, la tecnología y su inquietante inteligencia artificial, los nuevos movimientos sociales, artísticos y culturales conformarán una realidad desconocida para nosotros que pasamos hace rato los sesenta años.
¿Pero, no habíamos dicho que no había nada nuevo bajo el sol? ¿No era que, a pesar de que cambie mucho el entorno, la gente siempre es parecida a sí misma? Yo creo eso. Pero es posible que esté errado…
¿Cómo será la nueva cultura y el futuro de nuestro mundo?
Seguramente habrá otro modo de entender las cosas. No es que la razón va a estar ausente de la cabeza de las nuevas generaciones. Pero va a funcionar con otras presuposiciones.
Sin ninguna duda que nosotros, herederos de la razón pura y los absolutos de los cuales tanto nos gusta presumir, tendremos que ceder concepciones políticas, económicas, sociales y culturales.
Porque la nueva dirigencia se va a mover con otros códigos. Y es muy probable que lo haga mucho mejor que nosotros. Esta es la idea de Iván. Con mejor conciencia de la igualdad, sin las odiosas discriminaciones tan propias de las religiones fundamentales. Tendrán una mayor conciencia ecológica. Se conocerán nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje, en fin.
La nueva cultura y el futuro de nuestro mundo no está más en nuestras manos. Y va a ser muy diferente.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.