Es asombroso saber que podemos influir fácilmente en la vida de alguien. En este mundo, podemos marcar la diferencia, teniendo la disposición de regalar sonrisas. No sabes a quién le puedes cambiar la vida con solo mirarle a los ojos y sonreírle.
Puedes encender un corazón
Es como cuando acercas una llama a una rama seca. Se enciende. Aunque no queremos causar incendios, queremos que entiendas que la amabilidad, la disposición a la bondad, son contagiosos. Tan solo una sonrisa puede encender la llama de un corazón seco o dormido.
Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.
Mateo 5:14-16 (NTV).
Contagiemos la alegría y la luz de Dios
Necesitamos alegrarnos de saber que Dios nos ama y contagiar esa alegría y esa luz que nos da el gozo del Señor a otros. Es cuestión de proponernos y tomar acción. Decide que a partir de hoy vas a lograr una diferencia en la vida de otros. No esperes verlo. Solo hacerlo lo logrará, porque tienes la ayuda de Dios.
Cuando oramos y damos gracias y decimos que se haga la voluntad de Dios en tu vida, Él estará presente en todo lo que hagas y te guiará. Saber que siempre está contigo te debe dar esa perspectiva, ese gozo y ese brillo en tus ojos que todos querrán tener.
No olvidemos cuánto nos ama Dios, aun sabiendo como somos, nos ama. Y porque nos ama, siempre está presente en nuestras vidas, pero espera a que lo busquemos, no se impone, y siempre nos responde. Espera en Él, escucha atento y aguarda, Su respuesta llegará y entre tanto, muestra la felicidad que te da saberte amado.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.