No siempre es fácil tener dominio propio y cuando las circunstancias son adversas aprender a controlar nuestras reacciones puede ser una tarea difícil, pero no imposible.
Tranquilo, no te alteres
Cuentan que un padre joven empujaba un cochecito de bebé calle arriba. No parecía alterarse por los continuos y fuertes alaridos del bebé. Mientras andaba iba repitiendo sosegadamente:
- Alberto, no te alteres. Tranquilo.
Pero el bebé lloraba todavía más fuerte.
- Vamos, Alberto, no te impacientes – seguía diciendo el padre.
Una madre que los vio, le dijo al padre:
- Debo felicitarlo por el dominio que tiene de sí mismo. ¡Usted sabe cómo hablarle al niño!
Luego, la señora acarició la cabeza del bebé diciéndole:
- ¿Qué pasa Alberto, rey mío?
- No, no,- replicó el padre- el bebé se llama Juanito. ¡Alberto soy yo!
Cuida tus reacciones en las diferentes situación que se te presentan
Muchas veces permitimos que el enojo, la frustración o la rabia dominen nuestras emociones y no controlamos nuestras reacciones.
Lo peligroso de eso es que podemos decir o hacer cosas que lastimen a otros, cosas innecesarias o exageradas al calor de las emociones y las consecuencias de nuestros actos y palabras, no siempre pueden solucionarse fácilmente por mucho que nos arrepintamos, ¿te ha pasado?
El Apóstol Pablo, en la carta a los Colosenses, en el capítulo 3 les habla acerca de la vida nueva con Cristo:
Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía.
Colosenses 3:12-14(NTV)
No permitas que tus emociones te gobiernen, pídele a Dios que te ayude a tener dominio propio y a actuar de manera que aún en los pequeños detalles del día a día la gente pueda ver algo diferente en nosotros.
Oración del día
Amado Señor Jesús, reconozco que no siempre actúo de la forma en la que te agrada, que en ocasiones permito que mis emociones me gobiernen y te pido perdón por eso, por no ser un reflejo de tu amor. Te pido que me ayudes a vestirme de humildad, de compasión, de paciencia, de bondad, que me ayudes a ser comprensivo y perdonar las faltas de los demás, así como tu me perdonaste. En el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
¿Qué haces cuando las circunstancias te abruman? ¿Cómo tratas a los demás cuando las cosas no van bien?