Muchas veces no consideramos que la misericordia que hemos recibido de parte de Dios también debemos extenderla hacia nuestro prójimo, y aunque no sea merecida debemos ser sensibles al dolor y ver como Jesús ve a los demás.

Mira como Jesús, y serás sensible al dolor

Juzgar una actitud o apariencia es muy fácil, sin embargo hay mucho más allá de lo que nuestros ojos ven.

Jesús, al conocer el corazón la gente con quién tuvo un encuentro, tuvo misericordia de ellos y en vez de juzgarlos y condenarlos, les dio un nuevo sentido a sus vidas a través del perdón.

¿Cómo reaccionarías si tuvieses que juzgar a una mujer adultera, o a un cobrador de impuestos que engañaba y robaba, o a un enfermo despreciado por todos? Jesús conocía la historia que hay detrás de sus vidas y respondió con misericordia.

Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso.

Nehemías 9:31  (RVR 1960)

Antes de juzgar ¡amemos!

Aunque es imposible conocer el corazón e intenciones de los demás, simplemente ¡amemos! y dejemos que Dios mismo sea quién se encargue de lo que no entendemos, nos disguste o nos incomode de la gente.

Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

Lucas 6:35-36 (RVR 1960)

El amor hacia los demás se hace presente en nosotros cuando somos consientes de que aun sin merecerlo Jesús nos amó y pagó el precio por nuestros pecados.

Así que antes de juzgar, ama como te gustaría ser amado y se compasivo aunque los demás no lo merezcan.


El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario