El amor propio como tal puede parecer algo egoísta porque se centra en uno mismo; de hecho, según el diccionario Real Academia Española (RAE) el amor propio es el amor que alguien se profesa a sí mismo.
¿Qué dice la Biblia sobre el amor propio?
La Biblia dice que el amor verdadero viene de Dios. “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” 1 Juan 4:7-8 (RVR1960)
Ese amor del cual habla la Biblia es un amor desinteresado e incondicional. Tiene paciencia en todo y siempre es amable. No es envidioso ni orgulloso. No es grosero ni egoísta. No se enoja por cualquier cosa. No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho ni aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad. Es capaz de aguantar, de creer, de esperar y soportar todo.
El amor de Dios es fundamental para amarte a ti mismo y a los demás.
Aunque el concepto del amor propio parece ser algo egoísta, cuando una persona está llena del amor de Dios el enfoque cambia. La persona se siente amada, especial y única porque entiende que fue creada por Dios con un propósito especial.
Entonces, cuando tenemos el amor de Dios, el amor propio ya no es egoísta ni se enfoca en uno mismo.
No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás.
Filipenses 2:4 (NTV)
Aquí vemos que el amor propio no sólo cuida sus propias necesidades, sino que se preocupa por los demás. Es este tipo de amor el que debemos practicar.
Recuerda que el amor propio sin Dios es egoísta, pero el amor propio con Dios es desinteresado e incondicional.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.