En casa todo debería tener su lugar, y cuando pasa lo contrario el aspecto de nuestro hogar se vuelve desagradable; cosa parecida pasa en nuestra vida, el desorden perjudica pero el orden trae bendición.

El orden se refleja en tu vida

Si no mantenemos un orden en algún aspecto de nuestra vida lo reflejaremos sin duda. Por ejemplo, cuando los padres prefieren sus dispositivos móviles antes de pasar un tiempo de calidad con sus hijos, o cuando nos excedemos o descuidamos nuestro trabajo, viviremos consecuencias negativas.

Felizmente, Jesús vino a poner orden a nuestra vida, y desde el momento en que lo reconocemos como nuestro Salvador, va ordenando todo aquello que está fuera de lugar.

Dios nos conoce perfectamente y sabe qué aspecto de nuestra vida necesita un cambio, es por ello que tenemos que tener un corazón sensible al Espíritu Santo y a su dirección.

…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Juan 10:10 (RVR 1960)

¿Le entregas toda tu vida a Dios?

Muchas veces no hay un orden porque hemos guardado áreas de nuestra vida solo para nosotros, y no permitimos que Dios se encargue. Esto claramente no permite que seamos transformados.

Puede que sea una adicción o un mal hábito que está perjudicando o un sentimiento de rencor o envidia, o cualquier pecado, y todo esto hace que no vivamos en paz con Dios y con nuestro entorno.

Dale a Dios todo el control de tu vida, permite que ordene aquello que te perjudica y que sea tu prioridad.

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.

Salmos 139:23-24 (RVR 1960)

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario