La Biblia tiene enseñanzas útiles para la vida diaria sobre la obediencia, la fe y el propósito. Hoy te invito a conocer las lecciones que se aprenden en el mar, con base en la Palabra de Dios.

1. Obediencia

Dios le ordenó a Jonás ir a Nínive para predicar juicio por el pecado, pero él no obedeció, no quiso ir y se embarcó a Tarsis huyendo de Dios. Tomó una mala decisión, la cual trajo consecuencias no sólo para él sino para los que lo acompañaban en el barco, la tempestad que Dios envió amenazaba con hundirlos.

“Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave.”

Jonás 1:4 (RV60)

Jonás estaba durmiendo. A veces somos cómo él, tratamos de esquivar los problemas aun sabiendo que afectarán a las personas que nos rodean. Despertaron a Jonás para que clamara a su Dios, se dieron cuenta que este varón era el culpable de todo; así lo confesó el profeta y les dijo que lo echaran al mar, con lo que la tempestad se calmó, pero el Señor no dejó que Jonás pereciera sino que envió a un pez enorme que se lo tragó y lo llevó a Nínive para que cumpliera lo que Él le mandó.

2.  Fe

Después de que Jesús hiciera el milagro para alimentar a cinco mil personas, envió a sus discípulos a adelantarse a la otra ribera mientras Él se despedía de la multitud, al terminar se fue a orar a un monte.

Los discípulos estaban en la barca en medio del mar mientras el viento azotaba con fuerza la embarcación y en medio de la tempestad, Jesús empezó a acercarse a la barca caminando sobre las aguas. Los discípulos tuvieron miedo y pensaron que era un fantasma, pero Jesús les dijo que no tuvieran temor porque era Él. Pedro tuvo el valor de probarlo, y le dijo que si era realmente Jesús le permitiera ir hacia él caminando sobre el agua y así lo hizo. Pedro bajó de la barca y caminó, hasta que tuvo miedo por el fuerte viento y comenzó a hundirse, Jesús lo ayudó y le dijo: “ !Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”. (Mateo 14:31b RV60)

Cuando el Maestro subió a la barca el ventarrón se calmó.

En otra ocasión Jesús y sus discípulos entraron en la barca, navegaron y se levantó una gran tempestad que amenazaba hundirlos por lo que tuvieron que despertarlo para que los ayudara.

“Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.”

Mateo 8:26 (RV60)

Jesús nos enseñó la importancia de la fe, con ella se pueden lograr cosas que, aunque parezcan imposibles, se hacen realidad.

3.  Propósito

Cuando llevaban al apóstol Pablo a Roma, una tempestad comenzó, todos los que estaban en el barco tuvieron miedo, pero él les dijo: “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.” (Hechos 27:22 RV60)

No quedaría rastro del barco, pero ninguna persona perecería, en medio de esta susceptibilidad humana ante la muerte, las personas que acompañaban a Pablo tuvieron que obedecer sus palabras y aún hacer algo que no hicieron por preocuparse mucho, comer: “Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también.” (v. 34-36)

Pablo tenía que cumplir un objetivo y no iba a suceder nada malo hasta que lo cumpliera.

Con todo esto comprendemos la necesidad de tempestades para aprender a obedecer, tener fe en el Señor comprendiendo que tiene el control de todo y que nada fuera de sus propósitos ocurrirá. Dios tiene nuestras vidas en sus manos.


Por Carlos E. Encinas



El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

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