“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”  1 Juan 2:16. (RVR1960)

Eva vio que el árbol era hermoso y su fruto delicioso. Así que tomó del fruto y lo comió (Génesis 3:4-7). Dios estaba dispuesto salvar a toda la familia de Lot, pero su esposa miró hacia atrás desobedeciendo el mandato y quedó convertida en una estatua de sal (Génesis 19:17,26). David, mientras miraba hacia la ciudad, vio a una mujer hermosa que estaba bañándose y mandó a traerla para acostarse con ella (2 Samuel 11). La esposa de Potifar puso sus ojos en José y no dejó de acosarlo. (Génesis 39:7).

Cada una de estas personas nos enseña que mirar algo que está prohibido trae grandes problemas, consecuencias y sufrimientos en la vida de uno mismo y su entorno familiar.

En realidad, todo lo que dejamos que entre por nuestros ojos tiene un impacto enorme en nuestra mente y nuestro corazón, ya sea para bien o para mal. “Tu ojo es una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad…” Mateo 6: 22-23 (NTV)

La Biblia nos habla de lo importante que es cuidar nuestros ojos porque si nos permitimos ver cosas que no nos edifican, nuestro cuerpo estará lleno de tinieblas y entonces nuestras decisiones y acciones serán equivocadas.

Mi pregunta es: ¿Qué haces cuando tienes en frente algo que no te edifica? ¿Aún ves cosas que sólo alimentan tus deseos carnales? ¿Te has preguntado por qué a veces no puedes dejar de pensar en lo malo? La respuesta es sencilla, tu actitud y comportamiento son el resultado de todo lo que permites entrar a tu vida. “si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad…”

La palabra de Dios nos aconseja que debemos alimentar el espíritu y no la carne para estar en victoria (Gálatas 5:16. Mateo 4:4. 1 Pedro 2:2). Cuando alimentas la carne por medio de tus ojos, te conviertes en una persona indefensa espiritualmente y eres presa fácil para creer en las mentiras de satanás. Lo prohibido pasará a ser algo agradable y terminarás envolviéndote en el pecado que puede marcar tu vida para siempre.

Si estás consciente de las cosas que no te ayudan en tu vida espiritual y sólo estorban tu relación con Dios, toma una decisión y aparta tu mirada de ello. Más bien, vístete con la presencia del Señor Jesucristo y mantén tu mirada en Él.

“No pondré delante de mis ojos cosa injusta…” Salmo 101:3 (RVR1960)

Oremos:

“Padre que estás en los cielos, me acerco a tu presencia con un corazón contrito y humillado, arrepentido de haber pecado contra ti. Reconozco que he visto cosas que no me edifican y que sólo han traído problemas a mi vida. Hoy decido hacer lo bueno delante de tus ojos y cumplir tus enseñanzas escritas en tu palabra. Quiero ser una persona temerosa y que dé testimonio de tu amor con mi actitud. En el nombre de Jesús. Amén”

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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