En la Biblia dice: «No te jactes del mañana, ya que no sabes lo que el día traerá» (Proverbios 27:1 NTV). Dios nos dice esto porque es importante que como sus hijos no sigamos el camino del orgullo.
¿Por qué la Biblia dice: «No te jactes del día de mañana»?
Porque la jactancia significa caminar con altivez. Es la persona que empieza a tomar decisiones sin considerar a Dios; cree que es dueña de sí misma y vive envuelta en pecado.
Otros piensan que por ir a la iglesia o realizar un servicio en la congregación tienen la vida asegurada. Por lo cual, caminan en pecado y no se arrepienten de vivir así. Por eso Dios nos dice no te jactes del día de mañana.
Quién sabe si el día de mañana ya no estaremos, ¿seguiremos viviendo en pecado o jugando al cristianismo?
Como seres humanos somos tan vulnerables que un virus tan pequeño produjo muerte a muchas personas; ni con todo el dinero acumulado pudieron salvar sus vidas. Esto nos muestra que sólo Dios tiene el control, estamos en sus manos y Él determina cuándo partiremos a su presencia. Por esta razón en la Biblia nos dice, no te jactes del día de mañana.
Un personaje que se jactó del día de mañana
Hay un hombre en la Biblia llamado Sansón, conocido por la fuerza que él manifestaba. Dios le dio esa fuerza sobrenatural con el propósito de liberar a su pueblo de la opresión de sus enemigos; pero Sansón, caminó con presunción. Se jactó de la fuerza otorgada, no cumplió el propósito de Dios; en su lugar, se dejó llevar por los deseos carnales.
Sansón caminó como si fuera el dueño de su vida. No consideró a Dios, ni tampoco su Palabra cuando dice «No te jactes del día de mañana».
Sansón creía que tenía la vida asegurada por ser un nazareo, por haber sido escogido desde el nacimiento. Pero qué gran error cometió. Su jactancia lo llevó a dar rienda suelta al pecado. Su insensatez lo llevó a alejarse de Dios y, por ende, no cumplió con su plan, al punto de perder sus ojos, murió tempranamente, fue humillado ante su pueblo y el pueblo enemigo.
No te jactes del día de mañana
Quiere decir que no debemos hacer planes sin considerar a Dios. Más bien, debemos esforzarnos para cumplir su propósito. Debemos caminar dependiendo del Señor, renunciar a aquellos pecados que continuamente cometemos cuando nadie nos ve; estar a cuentas con Dios todos los días.
Ten siempre presente que nuestro estilo de vida debe ser en humildad, bajo la sujeción de Dios y en santidad.
Recuerda que si no es la voluntad de Dios sencillamente no pasa, pero si la es Él mismo se encargará de darte la victoria, por eso no te jates del mañana y vive el presente que Dios te está entregando.
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