El crecimiento espiritual en el ámbito cristiano puede implicar asumir retos, tener paciencia, confiar en Dios y enfrentar nuestros miedos. Para muchos suele sentirse como salir de la zona de comodidad.
Fue por la fe que Abraham obedeció cuando Dios lo llamó para que dejara su tierra y fuera a otra que él le daría por herencia. Se fue sin saber adónde iba. Hebreos 11:8 (NTV)
En las historias bíblicas nos encontramos con muchos personajes escogidos por Dios que tuvieron que salir de la zona de comodidad para cumplir su propósito. Entre ellos Abraham.
Pero obedecer la voluntad de Dios debe ser prioridad para nosotros los cristianos. Y obedecerle a veces nos lleva a dar pasos de fe en territorios desconocidos para nosotros. Obedecer a Dios puede llevarnos a nuevas experiencias y desafíos.
Puede significar desafiar el temor y el miedo al fracaso; pero no olvidemos que cuando Él nos llama para algo, estará allí para apoyarnos y sacarnos adelante. La fe en Dios nos ayudará a superar los miedos.
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina. 2 Timoteo 1:7 (NTV)
Confiar en Dios al salir de la zona de comodidad
Rendir el control, soltar las riendas de nuestra vida a Dios es confiar realmente en Él. Salir de nuestra zona de comodidad a veces significa entregar áreas de nuestra vida que hemos estado tratando de controlar, como las finanzas, las relaciones y las decisiones.
Es importante reflexionar sobre este tema, teniendo en cuenta cómo la confianza y dependencia de Dios en todas las áreas de la vida nos puede transformar y acercar más a Él. Dios nos ama y nunca nos abandonará.
Tenemos el deber de ayudar y servir a otros, y salir de la zona de confort en el servicio a los demás puede incluir el ser voluntarios en lugares difíciles, ayudando a personas desconocidas.
Definitivamente cuando nos rendimos totalmente a Dios, cuando soltamos las riendas y nuestro deseo de hacer las cosas a nuestra manera, veremos a Dios actuar. Él sabe mejor que nosotros mismos lo que nos beneficia y lo que no. Por tanto, suelta las riendas y entrega todo a Dios.
Oración del día
Amado Padre de los cielos, gracias por amarme tanto. Gracias por ser tan paciente conmigo y por perdonar nuestras faltas.
Es cierto que nos encanta estar en control Padre querido, perdóname las veces que no quiero soltar las riendas. Ayúdame a creer con todo mi corazón y mente que Tú sabes mejor que yo lo que me conviene y lo que no.
Pongo mi vida y mis decisiones, todo lo que debo hacer en Tus preciosas manos, confiando en que todo saldrá bien, en el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
¿En qué área de tu vida te cuesta más soltar las riendas, el control?