Existe una frase que he escuchado siempre “a mí me gusta decir las cosas de frente”; si bien la sinceridad debe primar en una relación, a veces confundimos esta valiosa virtud con la imprudencia, declaramos lo que no nos agrada de la forma y con las palabras incorrectas, por lo que en lugar de ser una ayuda somos una piedra de tropiezo.
La sinceridad es una virtud, la imprudencia es un defecto
En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente.
Proverbios 10:19 (RVR 1960)
Cuando queremos reclamar algo, generalmente tenemos mucho que decir, en especial si estamos alterados, pero debemos recordar que Dios desea que seamos sabios y prudentes; y no actuemos neciamente como lo haría cualquiera. Lo mejor no es decir muchas palabras sino saber frenar la lengua para no lastimar, ni salir lastimado.
No olvides que la sinceridad es una hermosa virtud, pero puedes convertirla en un gran defecto cuando no la utilizas de forma apropiada; puesto que lastimas y maltratas por no saber expresarte de la forma correcta y en el momento indicado.
Si quieres ser escuchado, sé sincero no imprudente
Las palabras sabias traen aprobación, pero a los necios, sus propias palabras los destruyen.
Eclesiastés 10:12 (NTV)
Si realmente quieres resolver un conflicto actúa con sinceridad, sabiduría y prudencia, porque de esta manera los demás te escucharán y aprobarán tus comentarios. No olvides que es difícil escuchar a alguien imprudente, porque solamente nos sentiremos lastimados por su actitud, ¿tienes conflictos contra alguien?
Te animo a tratar a los demás con respeto, no humilles a nadie ni lo avergüences públicamente, si aún estás airado lo mejor es que te calmes y converses a solas con esa persona, ¡seamos diferentes!
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