Los milagros de Jesús que se registraron en el Nuevo Testamento no son todos los que realizó durante su tiempo en la Tierra (Juan 21:24-25). Estos hechos demostraron su poder y el amor que sentía por las personas.
Aunque las proezas que hizo son famosas, el último milagro que hizo Jesús no es tan conocido y ha quedado casi en el olvido. Este se dio minutos antes de su muerte y se evidenció incluso hasta su resurrección.
El milagro que hizo Jesús al morir
El único escritor que tomó nota de este milagro fue Mateo. En los penúltimos capítulos, narra la muerte de Cristo y su agonía en la cruz. Hasta ese momento, las personas le insultaban y retaban diciéndole que se salve a sí mismo; pero Él ignoró sus palabras y en cambio pidió a Dios que les perdone.
Mateo narra lo que sucedió en el instante de su muerte:
Jesús lanzó otro fuerte grito, y murió. En aquel momento, la cortina del templo se partió en dos, de arriba abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron; las tumbas se abrieron, y muchos de los que confiaban en Dios y ya habían muerto, volvieron a vivir. Después de que Jesús resucitó, esas personas entraron en Jerusalén y mucha gente las vio.
Mateo 27:50-54 (TLA)
Simultáneamente a la muerte de Jesús sucedieron dos hechos:
1. La cortina del templo se partió en dos, de arriba abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron.
Muchos estudiosos afirman que este hecho fue un acto simbólico que representa que Jesús es el único camino para llegar a Dios y que ya no hay intermediarios.
2. Las tumbas se abrieron, y muchos resucitaron
La Biblia nos dice que muchos de los que confiaban en Dios y los cuerpos de muchos hombres y mujeres justos que habían muerto resucitaron. Esta mención es breve, pero nos dice que no solo resucitaron, sino que salieron del cementerio luego de la resurrección de Jesús y entraron en la ciudad de Jerusalén. Además, Mateo menciona que mucha gente atestiguó este hecho.
Un versículo más adelante dice que estos hechos hicieron que la gente crea que Jesús era realmente el Mesías:
El oficial romano y los otros soldados que estaban en la crucifixión quedaron aterrorizados por el terremoto y por todo lo que había sucedido. Dijeron: «¡Este hombre era verdaderamente el Hijo de Dios!».
Mateo 27:54 (NTV)
Este milagro que Jesús hizo al morir demuestra que todo lo que dicen las profecías sobre Él son ciertas, y que tiene un poder que nadie más posee.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.