Creo que, al estar en casa, quienes tenemos el privilegio de poder trabajar desde nuestro hogar, llegamos a la hermosa conclusión de que es tiempo de dar. Piensa al menos en lo que estás ahorrando en gasolina. Eso lo puedes dar.
Viendo los millones de personas que han quedado sin empleo, viendo las carencias que hay en tantos países, siempre nos hemos visto motivados a ayudar de alguna manera. Al menos a mí me ha pasado y lo hago. No me gusta publicitarme con esto. No publico las ayudas que doy. Pero quise escribir este artículo para motivar a otros a hacerlo, porque se necesita toda la ayuda que podamos dar.
Y a veces sentiremos que no vamos a lograr nada con donar una mínima cantidad a alguien o a alguna institución, pero una vez más recuerdo que de granito de arena en granito de arena, hacemos montañas.
Ningún monto es pequeño. Lo que para algunos puede parecer una miseria, para otros puede ser un tesoro. Si has sentido el deseo, la necesidad, el impulso, el llamado de Dios a ayudar a alguien, a varios, a alguna institución, no te detengas a pensarlo y a analizarlo. Te aseguro que puedes hacerlo, te vas a sentir mejor contigo mismo y Dios te compensara de muchas maneras que iras viendo a lo largo de tu vida.
Tampoco lo debes hacer pensando en la recompensa que vas a obtener. Ni siquiera en lo que Dios te va a bendecir. Simplemente ayuda, y hazlo con mucho amor, como nos enseñó Jesús. Demos amor en este tiempo. Todo el que podamos.