Debido al acelerado ritmo con el que el tiempo avanza, cada vez tenemos la necesidad ser visionarios y pensar constantemente en nuestro futuro. Planear metas o logros posteriores se ha vuelto imperativo para los que no quieren quedarse atrás en esta larga carrera de la vida. Aunque esto puede ser una increíble forma de motivación, muchas veces estamos tan enfocados en el mañana, que quedamos atrapados y nos perdemos allí. Así que, ¿cuáles son las malas consecuencias de quedarnos atrapados en el futuro?
- No vivir el hoy: En Mateo 6:34 dice que no debemos preocuparnos por el mañana porque cada día tiene sus propios problemas. Si te enfocas demasiado en el porvenir, te perderás aquello que está sucediendo en el momento. Esto puede alejar a los que te rodean, o te puede llevar a sobrepasar a los demás con el fin de lograr tus metas. Esto no implica que debes ser conformista y no tener ambiciones, sino que debes vivir cada día de modo que puedas estar preparado para cuando llegue el mañana. Porque para llegar al futuro, primero debemos vivir el presente.
- No ser realistas: Estar atrapados en el futuro nos aleja de la realidad y nos hace tener una visión surrealista del futuro. El soñar y planear no es malo, pero si uno se enfoca únicamente en ello, es probable que se tenga una gran decepción cuando estas altas expectativas no sean cumplidas. Es importante tener ideas realistas de cómo será el futuro, y no esperar que se cumpla cada meta. Esto no quiere decir que debemos ser pesimistas con respecto al porvenir. Sino que debemos ser conscientes de que no podemos obtener resultados de aquello en lo que no hemos trabajado.
Si has estado atrapado en el futuro, nunca es tarde para comenzar a disfrutar el presente y confiar en que Dios guiará nuestro futuro. Después de todo, no hay nadie más cuya bondad se renueve diariamente (Lamentaciones 2:23).
Este artículo fue producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.