Es un hecho certero que, si no morimos antes, todos llegaremos a la vejez. Queramos o no, esta etapa de la vida es lo más natural del mundo y nos ocurrirá a todos sin excepción; sin embargo, pocas veces pensamos en ella, especialmente cuando somos jóvenes. En ocasiones notamos que los años pasan con rapidez, pero no siempre caemos en cuenta que esto significa que estamos envejeciendo. Este hecho no es algo para entristecerse, en realidad, son buenas noticias porque quiere decir que tenemos tiempo para planear con anticipación nuestra senectud. Algunas prácticas sencillas pueden salvarnos la vida en el futuro y hacer que sean años de gran alegría.
Arregla todos tus asuntos pendientes y no los dejes para después
Una de las aflicciones más grandes de las personas mayores es tener asuntos inconclusos. Puede ser una rencilla o discusión que tuvieron con alguien hace años, una ofensa que no perdonaron, una deuda que no pagaron, un hijo a quien no abrazaron, etc. Estas cosas, por más simples que parezcan, tienen mucha relevancia en la vejez. El dolor que produce no haber arreglado una situación incluso puede convertirse en una enfermedad. Para evitar esta situación, desde ya debemos procurar tener todos nuestros problemas solucionados y no tener asuntos pendientes con nadie. Esto no solo para tener paz cuando seamos ancianos, sino también para evitar llevar cargas que después pueden hacerse más pesadas.
Preocúpate por tu salud
El metabolismo de un joven y la aparente inmunidad a las enfermedades no dura para siempre. Cuando somos jóvenes podemos comer lo que se nos ocurra, sin tener que preocuparnos por las consecuencias; no obstante, esto solo es una ilusión pues los efectos de nuestros descuidos se pagan en la vejez. Una alimentación saludable y adecuada es la clave para vivir tranquilamente en el presente y prevenir enfermedades y dolor en el futuro.
Ejercítate… pero con cuidado
Se habla mucho de los beneficios del ejercicio, los cuales son ciertos, pero a veces confiamos demasiado en nuestras fuerzas y nos excedemos. Cualquier tipo de actividad mal realizada puede ser contraproducente si no se hace con cuidado. Por ejemplo, levantar pesas puede ser perjudicial para la columna vertebral y el cuello. Si existe una desviación de la forma original de esos huesos, se pueden originar muchas otras enfermedades. Para hacer ejercicios de manera adecuada y sin poner en riesgo la salud, lo ideal es consultar con un profesional y seguir su consejo.
Practica tu pasatiempo preferido
Los pasatiempos constructivos, como practicar un deporte, tocar un instrumento musical, leer, hacer manualidades, etc., ayudan a mantener la mente activa en cualquier etapa de la vida. En la vejez es especialmente productivo porque ayuda a la memoria y a mantener al cuerpo ágil. Es por ello que, incluso cuando los ancianos están muy enfermos, su memoria y capacidad de hacer aquello que siempre han hecho no se desvanece. Además, la constancia en algo le enseña a nuestro organismo a luchar hasta el final para conseguir una meta.
Rodéate de personas de buena influencia
Está comprobado que la soledad es dañina para la salud (para más información, leer el artículo ¡La soledad agrava las enfermedades!), pero rodearnos de gente de mala influencia puede ser aun peor. El comportamiento, las costumbres, e incluso sueños pueden resultar contagiosos cuando se pasa mucho tiempo con otras personas. Si estas son de provecho para nuestra vida, podemos mejorar, y si no, podemos ir de mal en peor. Tener buenos amigos y ejemplos a seguir no solo sirve en la juventud, sino también en la vejez.
Entrégale tu vida a Dios
No hay nada mejor que se puede hacer que entregarle nuestra vida a Dios hoy. Él no es para ancianos ni gente que no tiene nada que hacer. Todo lo contrario, obedecer los mandamientos de Dios durante la juventud es asegurar una senectud tranquila y placentera. Además, es estar seguros de tener una vida eterna cuando llegue la muerte.
“No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: «La vida ya no es agradable». Sí, acuérdate de tu Creador ahora que eres joven, antes de que se rompa el cordón de plata de la vida y se quiebre la vasija de oro. No esperes hasta que la jarra de agua se haga pedazos contra la fuente y la polea se rompa en el pozo. Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo dio.”
Eclesiastés 12:1, 6-7 (NTV)
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido para radio cristiana CVCLAVOZ.