En este artículo contestaremos la siguiente pregunta: ¿Qué hacer cuando no tengo ganas de nada? Entendiendo los misteriosos estados de ánimo que nos limitan de la mano de la licenciada Débora Pedace.
Sin ganas de nada
Aprendamos juntos sobre los estados de ánimo y cómo evitar ser víctimas de ellos.
Si bien todos estamos expuestos a los cambios en nuestros estados emocionales, desde la psicología se sugiere poder identificar si estos cambios en los estados de ánimo nos están obstaculizando en nuestros progresos y desarrollo personal.
Seguramente te has sentido en alguna ocasión sin ganas de hacer nada, como si alguien se hubiera llevado tus fuerzas, lo cual te impide realizar cosas que quizás antes sí hacías con entusiasmo; pero al mismo tiempo, no reúnes los indicadores necesarios para tener un diagnóstico de depresión. Por esto, queremos hablarte de dos conceptos que pueden darse de forma aislada pero debemos prestarles atención e impedir que se asienten de forma prolongada.
La abulia
A esta sensación de no tener voluntad para hacer nada se la conoce como «abulia». Este término consiste en la falta de voluntad, desinterés o pasividad para realizar actividades diarias. No se trata de falta de energía, como suele asociarse a otros conceptos, es la voluntad la que está percudida. Tienen el deseo de hacer determinada cosa, pero la voluntad no las acompaña.
Las personas abúlicas pierden la capacidad para entusiasmarse, ilusionarse o motivarse ante la realización de cualquier actividad y, según la intensidad y duración, se evaluará la gravedad de cada caso.
La apatía
El otro término para mencionar, si bien es parecido y suele confundirse, tiene connotaciones bien distintas y es la «apatía».
La apatía se define como una condición o estado de falta de motivación o interés por los diferentes aspectos de la vida. En este caso, lo que está dañado es el deseo por realizar esa actividad que antes sí hacía con gusto. Cursa con cierta falta de vigor y la impasividad del ánimo. Caracterizado por el aplanamiento, embotamiento afectivo, falta de perseverancia y la reducción de pensamientos y conductas autogeneradas.
¿Cómo lograr el equilibrio sin perdernos en estos conceptos?
- Aceptar la temporada que estamos viviendo y accionar para abandonarla.
- Descubrir el origen y registrarlo te permite encontrar la causa y poder prevenir recaídas.
- Hacer una lista de actividades y acciones que en el pasado te hacían muy feliz. Elige solo 1 o 2 para ponerte en acción, las que menos esfuerzo te requieran. Seguramente sea muy difícil en principio comenzar pero debes hacer un esfuerzo y solicitar la ayuda de una persona para que te pueda orientar.
- Y por último, pide ayuda profesional si pasando los días los síntomas se incrementan y sientes que no podrás solo. Siempre habrá gente cercana y profesionales listos para darte las herramientas que necesites para combatir los estados de ánimo que te impiden seas una persona plena en tus ejercicios diarios.