Sabemos que en la época de Jesús y en el lugar al que visitó, no le daban a las mujeres un lugar muy importante o destacado ni se les tenía muy en cuenta.
Por ello, al saber que se mencionaron a estas seis, y algunas en la Biblia con su propio libro en el Antiguo Testamento, escribimos sobre ellas, porque todas estas mujeres nos dejaron un legado.
En la cultura de esa época las mujeres no debían ser vistas ni escuchadas, y las consideraban influencias corruptoras que debían ser rechazadas y despreciadas. Cumplían con ser esposa, madres y limpiar y cocinar, pero no se las respetaba mucho. Sin embargo, las 6 mujeres a continuación marcaron la diferencia.
Mujeres de la Biblia que nos dejaron un legado
María
Fue una mujer descrita en la Biblia por Dios como «muy favorecida y con mucha gracia». Cuando se le acercó el ángel, aunque no lo conocía, de inmediato aceptó la tarea que Dios dispuso para ella.
Fue una mujer justa que Dios eligió para usar de manera extraordinaria. En Lucas leemos su historia con detalle y es de pensar que él la consultó para escribirla. Su obediencia y disposición la pone entre las mujeres que dejaron un legado. Además, siempre estuvo al lado de su hijo y aceptó con dolor los designios del Señor aunque tal vez le fuera difícil entenderlos.
«María respondió: Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí. Y el ángel la dejó.»
Lucas 1:38 (NTV)
Ana
Aunque Ana es presentada como amargada en principio porque no podía quedar embarazada, ella acudió a Jehová y su vida se transformó.
Es una de las mujeres que nos deja un legado con su historia, porque podemos aprender que aun cuando nos sentimos derrotadas y sin salida, si nos acercamos a Dios Él nos atiende, y si está en Su plan para nosotros, nos complace.
Dios decidió complacerla dándole a su hijo Samuel, quien fue luego una de las figuras más importantes del Antiguo Testamento. Pero luego no se olvidó de Dios. Leemos en el libro de Lucas que permanecía en el templo día y noche adorando a Dios en ayuno y oración.
«Señor, ¿se acuerda de mí?—preguntó Ana—. Soy aquella misma mujer que estuvo aquí hace varios años orando al Señor. Le pedí al Señor que me diera este niño, y él concedió mi petición.Ahora se lo entrego al Señor, y le pertenecerá a él toda su vida».
1 Samuel 1:26-28 (NTV)
Sara
Sarai era el nombre de Sara. Es conocida como la esposa de Abraham y, al igual que Ana, enfrentó la esterilidad. A Sarai le angustiaba su esterilidad pues en esa época también era una vergüenza para esa cultura. Sin embargo, Dios le había dado a Abraham una visión en la que le prometía un hijo y le dijo que sus descendientes serían como las estrellas del cielo.
Cuando pasaron diez años de esa promesa, se les hizo difícil creerla, y Sarai tomó la iniciativa de darle a su sierva Agar a su esposo para que les concibiera un hijo, Ismael.
Trece años después de esto, Dios les dio a su hijo Isaac y le cambió el nombre a Sarai por Sara que significa «madre de naciones». Pero su actitud después de todo lo que pasó la hace una de las mujeres que nos dejaron un legado.
«Sara declaró: “Dios me hizo reír. Todos los que se enteren de lo que sucedió se reirán conmigo. ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría a un bebé? Sin embargo, ¡le he dado a Abraham un hijo en su vejez!”.»
Génesis 21:6 (NTV)
Elisabet
Es conocida como la madre de Juan el Bautista y esposa de Zacarías, uno de los hombres justos delante de Dios. Sin embargo, ella también sufrió de esterilidad; no había pudo tener hijos sino hasta muy avanzada edad. Fue Zacarías quien quedó sin habla porque no creyó cuando le dieron la noticia de que ya tan avanzados de edad ambos, iban a tener a un hijo.
Lo cierto es que Elisabet quedó embarazada y tuvo su hijo, y permaneció agradecida con Dios. Por esa fe inquebrantable es una de las mujeres que nos dejaron un legado.
«Cuando Zacarías terminó su semana de servicio en el templo, regresó a su casa.Poco tiempo después, su esposa, Elisabet, quedó embarazada y permaneció recluida en su casa durante cinco meses.”¡Qué bondadoso es el Señor!—exclamó ella—. Me ha quitado la vergüenza de no tener hijos”.»
Lucas 1:23-25 (NTV)
Rut
Fue una moabita casada con el hijo de Elimelec, de familia hebrea. Debido a la hambruna ellos dejaron Belén y se fueron a Moab con su familia. Elimelec y sus dos hijos murieron, dejando viudas a Noemí y sus dos nueras moabitas. Sin embargo, Rut no permitió que su suegra regresara sola a su país, y decidió acompañarla y adorar a su mismo Dios.
Su buen corazón nos deja ver en su historia la recompensa que recibió. Una historia que deja una excelente enseñanza.
«No me pidas que te deje y regrese a mi pueblo. A donde tú vayas, yo iré; dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.»
Rut 1:16 (NTV)
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Ester
La historia de Ester nos hace ver una mujer adelantada para su tiempo. Decidida, aunque humilde y llevadera, supo tomar la decisión adecuada aun a costa de su vida, porque en esa cultura, acudir donde el rey sin ser llamada podía significar la muerte segura. Sin embargo, ella decidió actuar y crear una estrategia extraordinaria para salvar al pueblo judío.
Mardoqueo era su guardián y ella fue obediente a él en todo momento porque sabía que Dios estaba con ella. ¡Es todo un legado que nos ha dejado esta preciosa mujer de Dios!
«Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa y hagan ayuno por mí. No coman ni beban durante tres días, ni de noche ni de día; mis doncellas y yo haremos lo mismo. Entonces, aunque es contra la ley, entraré a ver al rey. Si tengo que morir, moriré.»
Ester 4:16 (NTV)
Dejar un legado es importante porque es aquello que trasciende en los corazones de todas las personas, es por eso que cada mujer de la Biblia inpiró con su vida al servicio de Dios.