Las razones del cuerpo. Desde que tomé conciencia del deterioro que experimenta el cuerpo a medida que pasan los años, le fui prestando más atención. Y claro, el cuerpo tiene razones. Razones que la mente suele no entender.
Veamos algunas de ellas. No todas, por cierto. La escasez de espacio es a veces enervante, igual que la creciente dificultad de la gente para leer contenidos extensos.
El cuerpo “adverso”
Una de las razones del cuerpo es que la cultura actual se niega a reconocer es el envejecimiento. Es impresionante la negación de este hecho fundamental. Te meten conceptos como “viejismo”, la “edad de la mente” y otros inventos. La mayoría de ellos son nada más que trucos para venderte cosas.
El cuerpo adverso es ese distanciamiento que se produce entre el cuerpo y el fortalecimiento de la mente. Uno se va haciendo —más o menos— sabio, paciente, profundo. Pero el cuerpo se va deshaciendo poco a poquito.
El espejo, los huesos, la piel, varios órganos internos dan cuenta de que el tiempo pasa. Las razones del cuerpo duelen, requieren medicamentos, estudios y paciencia.
El cuerpo “prisión”
Como contrapunto a la idea del cuerpo adverso, que para mí es real, existe la idea de la importancia del cuerpo. En buena parte de la filosofía griega y más tarde en el primer cristianismo, que asimiló mucho de platonismo, gnosticismo y estoicismo, el cuerpo fue siendo degradado.
Se convirtió en una materia extraña al alma. Una prisión. Una estación de acceso para deseos y pasiones inconvenientes.
Discrepo profundamente de esa doctrina. El cuerpo es nuestro punto de encuentro con la realidad. Es la puerta de entrada a la vida que nos rodea: colores, sensaciones, olores, toques, sabores, espacios.
Las razones del cuerpo podrán ser muchas pero ésta es mi preferida: mi cuerpo cuenta, adverso y todo. Es donde habita mi ser. O mejor dicho, es mi ser. El alma me parece un infortunado intento de desmaterializar la unidad del ser. Un ataque filosófico a su tremenda potencia sensible.
El cuerpo “fragmentado”
Separar el cuerpo de otras expresiones del ser contradice la enorme fortaleza del pensamiento hebreo original. El cuerpo como todo, depositario del aliento de Dios, pero sin compartimentos estancos. La nefesh como totalidad.
La supuesta lucha entre el cuerpo y el alma o el espíritu destruye el disfrute de las cosas humanas sin culpa. Carga a la conciencia de continuas evaluaciones y juicios. La predispone contra la pasión de la vida. Incluso ha puesto una carga negativa en la palabra “pasión”, como algo nefasto.
Dejemos aquí por ahora las razones del cuerpo. Dispongamos ahora el cuerpo a otras actividades imprescindibles en lo que resta del día.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.