Por más que seamos o nos consideremos fuertes, existen situaciones que son más grandes que nosotros; y llevar una carga solos, puede hacer que desmayemos. Desahogarnos es una de las cosas que ayudan a sobrellevar ese peso, y tu ¿a quién cuentas tus problemas?
Desahoga tus problemas ante Dios
Más que solo desahogar nuestros problemas ante Dios, es confiarle cómo estamos. Muchas veces no vemos esperanza, ni una salida clara, o la espera se vuelve eterna, pero en Él siempre hay una esperanza.
Cuando David escapó de sus enemigos hacia el desierto, una cueva fue su refugio. Ahí estaba solo, sin ayuda, sin provisiones, impotente y con poca esperanza. En esa cueva fría y solitaria se dirigió ante Jehová y expuso su sentir:
Expongo mis quejas delante de él y le cuento todos mis problemas. Cuando me siento agobiado, solo tú sabes qué camino debo tomar…
Salmos 142:2-3a (NTV)
Dios conoce nuestro andar y hacia donde nos dirigimos, ningún problema lo sorprende y tiene la solución para lo que atravesamos.
Tu oración es escuchada
Quizás no tienes a quién contar lo que atraviesas. Muchas veces no compartimos lo que nos pasa porque no tenemos la confianza, o el valor, o porque queremos aparentar ser fuertes, o no hay quién pueda darle la importancia debida a lo que pasamos.
Cuando acudimos a Dios en oración, podemos estar seguros que a Él sí le importa cómo estamos y qué estamos pasando. Además es nuestro Padre, que no solo escucha nuestro clamor, sino que hará algo más, obrará a favor nuestro, conforme a su voluntad y su propósito.
Acude a Dios con confianza, permite que te ayude a llevar ese peso que te está desgastando. Dile: ¡Tú eres mi esperanza!
Clamé a ti, oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido.
Salmos 142:5-6 (RVR 1960)
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.