Cuando una puerta se cierra no quiere decir que todo está perdido. Muchas veces nos sentimos mal ante una negativa a una petición y es normal, el “no” duele. Sin embargo, debemos estar seguros que aún en el no, Dios está.
Aunque la Palabra nos alienta a pedir con fe para que nuestras peticiones sean concedidas, necesitamos también saber que Dios es soberano, aunque tengamos mucha fe.
Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré. Isaías 46:9-11 (RVR 1960)
El Apóstol Pablo pidió que se le quitara un aguijón de la carne y la respuesta de Dios fue no. También cuando pretendía viajar a Asia menor a predicar, el Espíritu Santo le dijo que no, y cambió de rumbo, fue a Macedonia donde fundó iglesias.
Dios está siempre
Lo importante es aceptar la soberanía de Dios en el sí o en el no. Para ello, la confianza en Él es imprescindible, ya que, si nos creemos más sabios que Dios, difícilmente aceptaremos un “no” como respuesta.
Presenta ante Dios tus peticiones y anhelos con fe, pero confiando que su respuesta será la mejor para ti y sus propósitos.
Oración del día
Gracias Padre por estar en todo tiempo, confío en tu “no” como respuesta porque sé que es lo mejor para mí. Tú conoces los motivos y estoy seguro de que será para bien.
Solo dame de tu paz ante tu respuesta y ayúdame a mantener la fe para que siga aferrándome a ti.
Gracias por cuidarme, en el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
Cuando la respuesta de Dios es un “no”, ¿cómo reaccionas?