¿De acuerdo con el gusto de quién?

¿De acuerdo con el gusto de quién?

Juzgar o calificar, ¿de acuerdo con el gusto de quién? Cuando nos asignan ser jueces de un evento, sea de belleza, de arte, de deportes, nos entregan una gran responsabilidad. Evidentemente debemos tener conocimiento al respecto del tema que vamos a juzgar o calificar, pero siempre se ha dicho: «entre gustos y colores, no han escrito los autores».

Pero sí, confiamos en el conocimiento y experiencia de expertos en los temas para calificar o juzgar; y lo harán apropiadamente, aunque algunos difieran en sus apreciaciones, porque todos tenemos diferentes gustos.

Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

1 Pedro 3-4 (RVR 1960)

En ese tipo de eventos entendemos eso, pero en la vida, encontraremos personas que son capaces de juzgar sin miramientos a otros, de acuerdo con su apreciación. Son capaces de descalificar a alguien, un atuendo que alguien lleva, un evento que produjeron, una obra que realizaron o incluso, la decoración de una casa que no es de ellos.

Podemos tener amistades que imponen sus gustos

Pueden ser amistades. Cuando eso sucede, nos provoca preguntarle: ¿«de acuerdo con el gusto de quién»? ¿No es cierto? Nos hemos tropezado con personas así, que sienten que están calificadas para indicarte cómo debes vestir, decorar, crear, comportarte. Necesitamos estar atentos y destacar nuestro punto de vista.

Son personalidades avasalladoras. Sienten que están en el mundo para dirigir, enseñar. Y tiene sus méritos, pero a veces pueden «atropellarnos» con su manera de calificar, juzgar u opinar respecto de nuestros gustos o preferencias.

Muchos consideran que ese tipo de personas son las que hacen que las cosas pasen. Es como que se atreven a traspasar fronteras y tienen tanta confianza en sí mismas, que no dudan en dar su opinión. Pero algunos las pueden juzgar de «confianzudas» porque suelen pisar en terrenos que no les corresponden.

Sólo una cosa permanece

La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

Isaías 40: 7-8 (RVR 1960)

Como seres humanos tan complejos que somos, necesitamos aprender a vivir con todo tipo de personalidades. Disfrutar del gusto que nos pueda dar tener una amistad que de vez en cuando tengamos que detener un momento y preguntarle: ¿«de acuerdo con el gusto de quién?»


El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

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. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.

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