¿Será posible que el amor sea egoísta? Al parecer algunas personas han confundido lo que es el verdadero amor.
Es triste escuchar que hoy en día hay personas que prefieren seguir sus placeres, caprichos y propias necesidades, aún a costa de su conyugue e hijos. No toman en cuenta el dolor y el daño que produce este abandono.
¿El amor es egoísta? Pues podría decirse que el “amor” de este mundo sí parece ser egoísta.
Por ejemplo, es lamentable escuchar a personas que exigen tener el derecho de impedir que un ser humano que habita en su vientre termine de desarrollarse y, por ende, piden terminar con su vida; sin considerar las consecuencias que esto acarrea y, sobre todo, la muerte que provoca a un ser vivo e indefenso.
Si el amor es egoísta, entonces también tenemos el derecho de pelear entre hermanos, al punto de romper todo vínculo, con el propósito de obtener la herencia que nuestros padres nos dejaron.
Como estas problemáticas hay muchas. ¿Cuál es la tuya? Analicemos ¿en qué situación de nuestra vida hemos manifestado egoísmo? O ¿hemos pensado que el amor es egoísta?
¿Cómo es la persona egoísta?
La persona egoísta, se centra en sí misma. Sólo vela por sus necesidades, sus caprichos y placeres. Tiene un discurso donde demanda derechos, pero vulnera el derecho del otro. Exige ser amado sinceramente, pero no está dispuesto a dar ese amor en la misma medida. Pareciera que para esta persona el “amor” es egoísta.
¿El amor es egoísta?
En realidad, el verdadero amor no es egoísta. Amar es dar sin esperar nada a cambio porque el amor no busca lo suyo. En vez de pensar sólo en sus propias necesidades busca satisfacer las de alguien más. Está dispuesto a compartir lo que tiene porque ha entendido que la verdadera felicidad se produce cuando ha aprendido a amar de verdad.
Jesús es nuestro mayor ejemplo del verdadero amor:
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Marcos 10:45 (RVR 1960).
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