Tenemos la tendencia de buscar lo más fácil, la silla más cómoda, lo que se haga más rápido, lo que nos gratifique pronto. Todo lo que sea cómodo, fácil y se nos haga familiar.
Debemos estar alertas, pues esa tendencia nos puede hacer tropezar. Cuando la voluntad de Dios no parece fácil, nos podemos desviar convenciéndonos de que la vía más sencilla tiene que ser la voluntad de Dios, ya que Él nos ama. Seguir esa dirección que se nos hace más cómoda o nos es más familiar nos puede hacer olvidar que Cristo es nuestro lugar de esa paz indescriptible que sobrepasa todo entendimiento.
Nuestros corazones anhelan servir a Dios y recibir los beneficios de una estrecha relación con Él. Por eso, aunque sea difícil, a veces el mejor camino es el de Jesús. La vida es compleja, pero eso nos da oportunidades para conocer más a Dios y hacer crecer nuestra fe. Sólo teniendo una relación con Él nos sentiremos totalmente llenos.
El favor de Dios es eterno, por eso, buscar de Él, en humildad y de corazón vale la pena, ya que entonces, a pesar de las circunstancias, sentiremos Su presencia y Su paz.
Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Romanos 8:38-39 (RVR1960).
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