Los malos hábitos son conductas negativas que impiden el crecimiento espiritual y se define como algo que se hace a menudo o automáticamente.
Por ejemplo, un mal hábito es pasar demasiado tiempo en las redes sociales y dedicarle menos tiempo a Dios. Otro mal hábito es reaccionar con enojo u orgullo ante una situación y no ser pacientes ni tolerantes. También las mentiras, murmuraciones, el egoísmo, emborracharse, ver pornografía, gastar dinero sin medida, etc. son algunos de malos hábitos que afectan negativamente nuestra vida.
Lo que podemos hacer para vencer los malos hábitos
Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. Lávense las manos, pecadores; purifiquen su corazón, porque su lealtad está dividida entre Dios y el mundo.
Santiago 4:7-8 (NTV).
Dios conoce cada una de las luchas que enfrentamos y nos anima a venir a Él para poder vencerlos. Él es nuestro creador y puede obrar en nuestras vidas ajustando nuestra conducta a lo que le agrada. La Biblia dice que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras.
Por lo tanto, para vencer los malos hábitos es necesario acercarnos a Dios reconociendo cuáles son las malas conductas que no le agradan. Y en alguno de los casos será mejor pedirle a Dios que examine nuestros corazones y nos revele todo aquello que le desagrada. Así como el salmista David lo hizo.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna.
Salmos 139:23-24 (NTV).
Dios va a obrar en nuestras vidas si nos acercamos a Él
Ningún cambio se producirá en nuestra vida si decidimos luchar solos contra los malos hábitos, porque al actuar en nuestras propias fuerzas estamos demostrando que no necesitamos a Dios y la Biblia dice que separados de Él nada podemos hacer.
Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí. Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada.
Juan 15:4-5 (NTV).
Ninguno de nosotros es suficientemente poderoso para vencer sin la ayuda de Dios, solo Él es especialista en transformar y cambiar vidas. Por esa razón, debemos acercarnos a Él y pedirle Su ayuda para vencer los malos hábitos que tenemos.
Acerquémonos hoy a Dios y contémosle nuestros malos hábitos, Él nos ayudará a vencerlos.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.