Vivimos en una sociedad que glorifica los éxitos y señala los errores. Sin embargo, se puede aprender de los tropiezos con el fin de progresar.
Por ejemplo, hay personajes bíblicos que fracasaron, pero no se quedaron en el suelo, sino que salieron adelante. De ellos podemos aprender grandes lecciones de vida que pueden ayudarnos a ver las caídas como oportunidades.
Personajes bíblicos que fracasaron y salieron adelante
Hay varios personajes en la Biblia que tuvieron pasados difíciles e incluso causaron mucho daño a otros. No obstante, su vida dio un giro de 180 grados cuando se arrepintieron y conocieron a Jesús. El caso más famoso es el de Pablo, quien persiguió a los cristianos y permitió que los torturaran y asesinaran. Pero cuando tuvo un encuentro personal con Jesús, se convirtió en uno de los voceros más importantes del evangelio.
Al igual que Pablo, hay otros personajes bíblicos que salieron adelante pese a sus fracasos; y la Biblia registró sus experiencias para que podamos aprender de sus vidas.
A continuación se encuentra una lista de personas que conociendo el bien, hicieron mal y sus errores les costaron mucho; pero que, a pesar de todo, supieron superar la situación.
1. David
David tenía la aprobación de Dios en todo lo que hacía porque le servía de todo corazón. Sin embargo, en 2 Samuel 11 y 12 vemos que se dejó llevar por sus malos deseos y tuvo relaciones sexuales con una mujer casada y luego mandó a asesinar al esposo de ella.
Con ese acto, David cometió varios pecados; y su actitud fue tan reprochable que Dios envió al profeta Natán para llamarle la atención y anunciarle que sería castigado.
La historia de David nos demuestra que nadie es perfecto y todos estamos propensos a pecar. Sin embargo, así como tenemos la opción de dejarnos llevar por nuestros malos deseos, también tenemos la oportunidad de arrepentirnos y pedir perdón.
David se arrepintió de sus acciones, asumió las consecuencias de su pecado y pidió perdón a Dios. Como muestra de su arrepentimiento sincero escribió Salmos 51, y Dios le perdonó.
Si bien tenemos la gracia de Dios que nos perdona cuando pecamos, esto no nos da licencia para cometer el mismo error una y otra vez. Pero sí nos recuerda que siempre hay perdón para aquel que se arrepiente de corazón.
2. Juan Marcos
En uno de los viajes misioneros de Pablo y Bernabé, decidieron llevar a Juan Marcos como asistente. Pero en cierto punto, él decidió no seguir con ellos.
«En Pafos, Pablo y sus compañeros subieron a un barco y se fueron a la ciudad de Perge, que estaba en la región de Panfilia. Allí, Juan Marcos se separó del grupo y regresó a la ciudad de Jerusalén.»
Hechos 13:13 (TLA)
Aunque la Biblia no menciona por qué Juan Marcos decidió dejarlos, sí narra más adelante que Bernabé quería que los acompañara en otro viaje, mas Pablo se opuso. La situación fue tan tensa que ambos terminaron separándose porque no podían ponerse de acuerdo al respecto (Hechos 15:36-41).
Algunos estudiosos suponen que debido a su juventud e inexperiencia, Juan Marcos se separó del grupo de una forma negativa; por lo que Pablo pensó que no era digno de confianza y no quiso contar más con él.
La actitud de Juan Marcos dejó una mala impresión en los demás cristianos porque causó la separación de Pablo y Bernabé. Sin embargo, este es uno de los personajes bíblicos que fracasaron pero salieron adelante porque se restituyó y enmendó su falta. La Biblia no nos detalla cómo, pero hay pasajes en otros libros que mencionan que Juan Marcos hizo las paces con Pablo e incluso se volvieron cercanos; de tal forma que Pablo dijo lo siguiente:
«El único que está conmigo es Lucas. Marcos puede ayudarme mucho en mi trabajo, así que búscalo y tráelo contigo cuando vengas.»
2 Timoteo 4:11 (TLA)
La historia de Juan Marcos nos enseña que aunque podemos herir a las personas, con o sin intención, pero podemos enmendar nuestros errores y reconstruir el vínculo. Una pelea, una discusión o un malentendido no puede ser el final de una relación, si es que así lo decidimos.
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3. Pedro
Pedro es la muestra de que las buenas intenciones pueden irse por la borda y podemos incumplir las promesas con facilidad. Él le había dicho a Jesús que preferiría morir antes de traicionarlo (Mateo 26:31-35); pero Jesús le dijo que lo haría antes de que el gallo cante.
Lo que sigue de la historia es conocido: Pedro negó a Jesús e incluso juró por Dios que no lo conocía (Marcos 14:66-72).
Esta acción de Pedro no fue un simple error, sino que representó un fracaso como discípulo y amigo de Jesús. Por eso se sintió culpable y lloró amargamente. Pedro pudo haberse quedado con el remordimiento y huido de Jesús; pero él enmendó su error, se perdonó a él mismo y buscó el perdón de Dios.
La historia de Pedro nos enseña que no podemos aferrarnos al remordimiento, sino que debemos buscar la redención y enmendar nuestros hechos. Pedro negó a Jesús, pero solo fue en una ocasión, ya que por el resto de su vida se dedicó a hablar de Él y asegurarse de que los demás lo conocieran y vieran reflejado en sus hechos.
De igual manera, si has fallado en algo y piensas que tus acciones no merecen perdón, reconsidéralo. Jesús ofrece perdón y redención a quien se lo pida. Si fracasaste hoy, aprende de la lección y levántate porque no estás solo: Jesús está contigo para acompañarte en este nuevo comienzo.