En el fondo más íntimo de la poesía está – en cada caso registrado – la voz del dolor. El cuerpo físico de la poesía es, por así decirlo, el tratamiento por el cual el poeta intenta reconciliar ese dolor con el mundo.
Ted Hughes
Anoche participé en una tertulia virtual —acorde a los nuevos tiempos— a la cual cada uno debía traer un poema para leer y comentar.
Al final del encuentro concluimos que en prácticamente todos los textos el motivo manifiesto o implícito, era el dolor. Es decir, el dolor como agente creativo.
La discriminación y el abuso contra la mujer. El anonimato de los verdaderos constructores de la historia. La memoria de los muertos en dictadura en un desierto sobre el cual el cielo cae y cae. La mirada simple de los hechos de la vida. La madre que ha luchado contra el cáncer y que intima a sus hijos a amar y luchar. Poemas de médicos que miran a diario el rostro del dolor y de la muerte.
Reconciliar ese dolor con el mundo parece ser, según Hughes, la tarea del poeta. Porque el dolor es forja, bigornia, martillo. Un aula adusta y honesta. Un cenáculo en penumbras (sólo luz en las conciencias). El poeta endulza el ministerio de la angustia. Pronuncia su bálsamo, lento, profundo, terapéutico.
El gozo que embriaga los sentidos sugiere eternidad, añoranza de no sé qué cielo. El dolor remite a la brevedad, al límite. Los momentos bendecidos acortan las horas. La angustia alarga el minuto hasta la náusea.
Noten esta reflexión en un comentario al libro “¿Para qué poetas?” de Martín Heidegger:
En tiempos de penuria espiritual y riqueza tecnológica el poeta puede pensar la penuria… Si algo necesitamos en tiempo de penuria, independientemente de que lo sepamos o no, son poetas, para que nos recuerden quiénes somos, cuál es nuestro lugar en el mundo y cuáles nuestras posibilidades más auténticas.
Paulina Rivero Weber
Queda para la reflexión si el dolor siempre sirve para algo. A veces me parece que no hay allí nada que sacar, excepto la ira que causa la maldad de las criaturas humanas. Pero tal vez eso sea un tema para otro artículo. O para otra tertulia…