Hay palabras que hieren más que golpes, especialmente a los niños. Las palabras que van en contra de valorarlos, de hacerlos sentir amados y protegidos. Necesitamos cuidar mucho nuestras palabras cuando nos dirigimos a ellos, aún estando molestos por algo que hicieron mal.
Y es muy cierto que los niños a veces tienen accidentes en la casa, como tropezar un vaso lleno de líquido, dejar huellas de sus manitas en los cristales o voltear un plato de comida al piso. Pero no olvidemos que son accidentes. No lo hicieron para molestarnos. Cuidemos esas palabras que hieren a los niños más que golpes.
Al perder la paciencia, algunos padres suelen calificar de «torpes» o de «tontos» a sus hijos. Son insultos, aunque no parezcan ofensivos. Degradan la auto estima del chico y le envía a su mente el mensaje de que son ese calificativo. Son palabras que hieren más que golpes a nuestros niños. Dicho lo suficiente, puede llegar a afectarlo hasta que es adulto.
Pedimos respeto, pero también debemos respetarlos
El uso de esas expresiones se puede llegar a calificar de violencia verbal, porque aunque son menos ofensivos que frases como: «no sirves para nada», siguen siendo insultos. Todo lo que digas a tus hijos que les haga sentir menos, son palabras poco pensadas que pueden causar traumas. Debes respetarlos.
Tenemos que aprender a tratar a los niños con amabilidad, respeto y consideración, aunque los estemos reprendiendo. No es fácil para algunos, pero son maneras que se pueden aprender. Son patrones, que se pueden cambiar si realmente ponemos de nuestra parte. Sacar del vocabulario palabras que hieren más que golpes a los niños.
Recordar hacer una pausa antes de reprender, buscar el amor, la paciencia que sabemos que necesitamos a veces es lo correcto. Como sus padres o las personas que estamos a cargo de cuidarlos, necesitamos analizar bien nuestros sentimientos y calmarnos antes de hablar. Por lo general, los accidentes, todos tienen remedio.
Las cosas materiales que se dañen las podemos reponer. En cambio, las palabras que descalifican y destruyen la estima quedan grabadas para siempre. Tengamos eso en cuenta y no dejemos que los impulsos, el mal genio por otras cosas recaiga en una amonestación para los niños.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.