Es inevitable no vivir algunas malas experiencias en la vida, pues llegan ciertos momentos en los cuales nos vemos un poco afligidos y sin una pronta salida. Es el caso del divorcio, una situación que muchas personas han vivido y al mismo tiempo han callado. Pero sí podemos rehacer nuestra vida después de un divorcio.
Comencemos hablando de lo importante que es el matrimonio para Dios, pues este es un acto de amor genuino entre dos personas que han decidido guardar su corazón para el otro. Dios se encargó desde un principio en establecer una unión eterna para las familias donde no existiera el vacío y la soledad.
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Génesis 2:18 Reina-Valera 1960
Cuando se establece una unión en el matrimonio jamás se contempla la idea del divorcio, pues sería destructivo no sólo para la relación sino también para la mente y corazón del cónyuge.
Después del divorcio
Después del divorcio suelen llegar muchos pensamientos destructivos, pues a medida que va pasando el tiempo la culpabilidad, el rencor, el temor al futuro y hasta la soledad son los cómplices de una vida desahuciada.
Muchos quizás cuando decidieron unir su vida al que decían llamar el amor verdadero jamás imaginaron pasar por el divorcio, y es justamente en ese momento donde llegan las falsas expectativas.
Rehacer nuestra vida después del divorcio para muchos puede sonar incoherente y antibíblico, pero cuando entendemos la manera correcta en la que Dios creó al ser humano para establecer el reino de Dios aquí en la tierra, logramos tomar decisiones arduas que alteran para muchos el propósito.
En las Escrituras encontramos que Dios aborrece el divorcio, pero esto no quiere decir que traiga condenación a nuestras vidas. Aunque se haya dado una separación de mutuo acuerdo por los actos impíos de alguno de los cónyuges no quiere decir que no tengamos el derecho y la nueva oportunidad de rehacer nuestras vidas.
¿Cómo rehacer la vida después del divorcio?
Existen algunas cosas que nos pueden aportar tranquilidad después de un divorcio.
- No aislarte
Es evidente que cuando pasamos por esta situación lo único que buscamos es la soledad para reestructurar nuevamente nuestra vida; pero a decir verdad esto nos llevará a un estado de depresión y angustia constante.
- Sé libre
Es importante deshacernos de todos aquellos sentimientos que nos ha dejado el divorcio y de alguna manera buscar la libertad en Jesús, quien es el único que puede darle dirección a nuestras vidas.
- Derriba tus pensamientos
Aunque el divorcio es una situación álgida, no quiere decir que tu vida se vaya a estancar. Es necesario echar fuera todo aquello que llega a nuestras mentes para hacernos cargar culpa y odio en el corazón.
- Apártate de la gente tóxica
En el camino encontrarás algunas personas que te harán sentir culpable por tu decisión aun sin conocer el proceso que tuviste que cargar. Haz caso omiso a sus comentarios y levanta tu cabeza reconociendo que Dios tiene cuidado de ti.
- Conéctate con Dios
No olvides que después de un divorcio no estarás solo ni sola, pues Jesús se ha encargado de ser tu soporte, tu compañía y tu amigo que te consuela. Ora, adora y busca Su presencia.
Vale la pena recordarte que después de un divorcio vendrán a ti malos pensamientos, pero lo importante es recordar que eres amado y amada por el Señor.
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