Por eso debemos estar atentos a esas señales de inmadurez, para así trabajar en las áreas en las que necesitamos cambiar.
En lugar de ser agradecido por lo que tienes, siempre te quejas por aquello que careces o porque piensas que a los demás les va mejor que a ti. Tu actitud negativa frente a las cosas no solo es un signo de inmadurez, sino también de egoísmo porque todo gira alrededor de ti.
Escuchar es una señal de madurez porque demuestra que entiendes que las necesidades de otros importan tanto como las tuyas. Prestar atención a alguien requiere interés genuino y abnegación, los cuales se dan solo cuando tienes amor propio y madurez. En cambio, cuando hablas más de lo que escuchas estás demostrando tu inmadurez.
Estás atado al pasado. Constantemente piensas en lo diferente que sería tu vida si hubieses hecho las cosas de otra manera; o que todo tiempo pasado fue mejor.
Así como quedarte atrapado en el pasado es una señal de inmadurez, también lo es vivir soñando con el futuro. Las personas maduras saben que los sueños y metas no se logran por sí mismos y, en lugar de solo anhelar, ellos ponen en marcha sus planes.
Lo único que te interesa es ganar. No te importan los demás o si incluso debes recurrir a medios ilegales o no éticos para alcanzar tus objetivos. Si alguna vez pierdes, te lo tomas personal y caes en la amargura, resentimiento y tienes deseos de venganza.
Puedes fingir que no te importa la opinión de los demás, pero en realidad, todo lo que haces es para obtener la aprobación de otros. Te sientes bien contigo mismo cuando los que te rodean te admiran, alaban o hablan bien de ti, pero sientes que fracasas cuando no es así.
Las personas maduras entienden que nadie es igual a nadie. En cambio, tú piensas que por el hecho de que una persona se comporta de una forma, otra lo hará del mismo modo. Esperas que todos tengan la misma mentalidad, y no aceptas el hecho de que cada quien es único y especial.
El perdón es un tema difícil para ti. Te cuesta perdonar, e incluso cuando dices que lo has hecho, traes el tema a relucir una y otra vez. Igualmente, no te gusta admitir tus errores y no te es sencillo pedir perdón. Crees que los demás están equivocados y que solo tú tienes la razón. Si alguien te hirió, siempre te ves como la víctima y no logras superar esa situación.
Sueñas en grande y hablas de tus proyectos; pero en realidad no haces nada para lograrlos. Una señal de inmadurez es darle más importancia a los sueños que a los hechos.
Trabajar y realizar los sueños requiere más que solo hablar: se necesita acciones y y esfuerzo constante. Una persona que se esmera por alcanzar sus metas madura con el tiempo porque sabe que nada es sencillo; pero una que cree que sus sueños se harán realidad sin trabajo, entonces es inmadura.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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