El mundo nos enseña que amar es una ganancia para algunos pero la realidad es que podemos cambiar esa idea al entender que amar es perder.
Son muchas las veces que usamos la palabra amor para expresar un sentimiento latente de nuestro corazón. En ocasiones lo hacemos a esa persona que está con nosotros; amigos, familiares, pareja e hijos. Posiblemente usamos el amor dando de lo que tenemos a otras personas, y esto nos puede llevar a descuidar el amor propio.
¿Realmente estamos viviendo ese amor en su totalidad?
Amar va más allá de un lindo significado que nos puede dar el diccionario. La realidad es que esta palabra implica coherencia entre lo que se siente, se dice y se hace. Por eso es importante que amar sea el motor que nos ayuda a reconocer lo que no nos hace bien. Lo que realmente se debe hacer es ponerle un detente a ciertos argumentos que constantemente se pasean por nuestra mente para no dejarnos avanzar.
Entonces, ¿por qué amar es perder?
Amar es perder porque poco a poco nos ayuda en nuestro crecimiento personal. De esta manera lograremos generar buenos hábitos e impactar la vida de los demás, a fin de cuentas es nuestra labor dejar un legado aquí en la tierra y seguir el ejemplo de Cristo.
5 cosas que debo perder para amar
- Soberbia que nos lleva a estar por encima de los demás subestimando sus sentimientos u opiniones queriendo así nosotros imponer nuestra verdad.
- El orgullo, aquel que día a día nos dirige a un valle de superioridad donde se bloquea la empatía con los demás.
- El pesimismo que nos conduce a tener en cada segundo pensamientos negativos que suelen ponerle fin a nuestros sueños
- El odio y el rencor por aquellas personas que nos han lastimado a lo largo de la vida y que poco a poco genera en nosotros un sin sabor que nos estorba en nuestro camino.
- El egoísmo al no reconocer todo aquello que el Padre ha depositado en nosotros para expandir su amor. Suele suceder cuando nos comparamos con las bendiciones que otros tienen y momentos en que culpamos a Dios de nuestras malas decisiones.
Hoy te invito a que pierdas en algún lugar todas aquellas cosas que te han detenido a visualizar lo que Jesús quiere hacer en tu vida, porque perder para crecer también es amar.
Cuando entiendnes que amar es perder, entenderás la razón de lo que Cristo hizo por nosotros.
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