¿Viste algo en las redes sociales y crees que la vida de los demás es más interesante y perfecta en comparación a la tuya?
Quizá resulte complicado dejar de sentir envidia en un mundo en donde parece que todos tienen una vida mejor que uno. Y es que sentir celos por lo que otros obtienen es parte de nuestra naturaleza humana. Sin embargo, eso no significa que no se pueda superar. En la Biblia encontramos consejos útiles que podemos aplicar para controlar este sentimiento.
La envidia viene del corazón
En la Biblia encontramos que la envidia nace del obedecer a los malos deseos (Gálatas 5:19-21). Eso significa que tenemos la opción de rechazar esos impulsos y no sentir celos de los demás.
La culpa no la tiene la gente que prospera o tiene lo que nosotros deseamos, sino que somos nosotros los que elegimos sentir envidia.
Cuando comprendemos que los celos nacen en nuestro corazón, entonces ya hemos dado el primer paso para dejar de sentir envidia y alegrarnos sinceramente por los logros de otros.
Consejos bíblicos para dejar de sentir envidia
Practica la gratitud
Vivan sin ambicionar el dinero. Más bien, confórmense con lo que ahora tienen, porque Dios ha dicho: «No te desampararé, ni te abandonaré».
Hebreos 13:5 (RVC)
A veces nos pasamos la vida anhelando cosas y menospreciando lo que tenemos. Y es allí cuando le damos lugar a la envidia.
La Biblia nos dice que debemos conformarnos con lo que tenemos porque es Dios quien nos sostiene. Eso no significa que debemos evadir nuestras responsabilidades y no trabajar para obtener lo que queremos, sino que debemos vivir contentos con lo que poseemos porque es Dios quien nos provee.
Cuando vivimos agradecidos por lo que Dios nos da y lo que tenemos en el presente, entonces no vemos el logro de los demás con celos o resentimiento. Eso es porque la actitud de gratitud nos hace enfocarnos en lo bueno y no en lo que carecemos.
La próxima vez que sientas envidia por lo que otro tiene o hace, haz una lista de las bendiciones que posees y agradece a Dios por cada punto. Incluso algo que parece insignificante, no lo pases por alto, porque la gratitud no hace distinción entre cosas pequeñas o enormes.
Controla tus deseos de hacer el mal
¡Ya casi llega el momento! Así que dejemos de pecar, porque pecar es como vivir en la oscuridad. Hagamos el bien, que es como vivir en la luz. Controlemos nuestros deseos de hacer lo malo, y comportémonos correctamente, como si todo el tiempo anduviéramos a plena luz del día. No vayamos a fiestas donde haya desórdenes, ni nos emborrachemos, ni seamos vulgares, ni tengamos ninguna clase de vicios. No busquemos pelea ni seamos celosos. Más bien, dejemos que Jesucristo nos proteja.
Romanos 13:12-14 (TLA)
La Biblia dice que debemos vivir con honestidad, como a la luz del día; lo cual quiere decir que debemos controlar nuestro deseo de sentir envidia. Cuando aceptamos a Jesús en nuestras vidas, nuestro yo muere para darle lugar al carácter de Cristo. Y como Él no puede estar en donde hay pecado, nosotros debemos decidir hacer el bien siempre.
Jesús dijo que debemos hacer con otros lo que queremos que nos hagan (Mateo 7:12); así que no podemos desear el mal a la gente ni envidiar lo que tienen. Sentir envidia es una decisión, por consiguiente, debemos controlar esos impulsos y ponernos un freno.
La Biblia dice que el Espíritu Santo nos ayuda a tener dominio propio; de modo que si sentimos que no podemos manejar nuestros deseos de hacer el mal, podemos recurrir a la ayuda del Espíritu Santo y así dominarnos.
Mira a los demás con amor
El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable. El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie. No es orgulloso.
1 Corintios 13:4 (TLA)
La Biblia hace un énfasis especial en el amor, debido a que el amor es parte de la naturaleza de Dios. Dios nos amó y por eso debemos amar a otros; y no podemos hacerlo si sentimos envidia de ellos.
Si quieres dejar de sentir envidia, aprende a ver a la gente con el mismo amor que Jesús te ama. Recuerda que el amor no se trata de cuánto la otra persona lo merezca, sino que es una práctica que se hace en base al amor que recibimos de Jesús. Y si no amamos, entonces de nada vale todo lo bueno que podamos hacer (1 Corintios 13:1-7).
Fija tu mirada en Jesús
Después Jesús les dijo a todos los que estaban allí:
«Si alguno quiere ser mi discípulo, tiene que olvidarse de hacer lo que quiera. Tiene que estar siempre dispuesto a morir y hacer lo que yo mando.»
Lucas 9:23 (TLA)
Cuando te resulte difícil dejar de sentir celos por alguien, fija tu mirada en Jesús, porque Él siempre pone las cosas en perspectiva.
Jesús mismo dijo que para ser sus discípulos debemos estar dispuestos a obedecerle, incluso cuando parece difícil. Él nos mandó que amemos a todos, hasta a nuestros enemigos, y parte de ese amor es no sentir envidia. Puede resultar desafiante por momentos; pero cuando tu enfoque y prioridad es Jesús, entonces no hay nada que otros puedan hacer o tener que pueda generarte celos.
Ten presente que la vida es pasajera, y todo lo que obtenemos se acabará; al final, solo las cosas eternas valen la pena. Así que, no dejes que la envidia te ciegue de lo que realmente tiene valor.
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El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.