Las consecuencias de la desobediencia se encuentran reflejadas claramente en el primer rey de Israel: Saúl. Las lecciones que nos dejó son tan importantes hoy como lo fueron en el tiempo del Antiguo Testamento. Su desobediencia le costó caro. Sin embargo, lo más triste de su historia es que de haber acudido a Dios arrepentido, la misericordia le hubiera alcanzado.
Contrario a lo que algunos piensan, Dios no está buscando quién peca o es rebelde para castigarlo. Según Su Palabra, Él es paciente y anhela nuestro arrepentimiento para que nadie se pierda.
«El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.»
2 Pedro 3:9 (RVR 1960)
Y a pesar de esta hermosa verdad, la desobediencia trae serias consecuencias. Aprendamos algunas lecciones del rey Saúl.
¿Cuáles son las consecuencias de la desobediencia?
«Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.
Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá. Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle. Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec. Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.
Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.»
1 Samuel 15:1-10 (RVR 1960)
El rey Saúl había recibido una orden directa, pero negoció las órdenes de Dios. Samuel confrontó al rey Saúl por su desobediencia. Y es aquí donde el ungido tuvo la oportunidad de arrepentirse, pero escogió:
- Negar su acción (1 Samuel 15:20).
- Pasar la culpa a otros (1 Samuel 15:21)
- Justificarse (1 Samuel 15:24)
Cuando finalmente admitió su pecado y escuchó las consecuencias de su desobediencia, se resistió a aceptarlas. Saúl, en vez de humillarse por sus acciones, se lanzó sobre Samuel rasgando sus vestiduras para hacerle cambiar de opinión. Samuel, doblemente ofendido, le insistió en que su desobediencia le costó el reinado; y la respuesta de Saúl fue salvar las apariencias.
«Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.»
1 Samuel 15:30 (RVR 1960)
A Saúl le costó su desobediencia: fue rasgado del reino de Israel y su posición le fue dada a «un prójimo tuyo mejor que tú». Así como Saúl, muchas veces desobedecemos la Palabra de Dios. Y como él, en vez de admitirlo le echamos la culpa a otros y nos justificamos.
Hay esperanza
Si son apariencias lo que quieres salvar y has pecado, habla con Dios, no lo ocultes. Si necesitas ayuda, habla con tus pastores o líderes, con un amigo espiritualmente maduro. No ocultes tus faltas, Dios puede restaurar un corazón arrepentido.
Puede que no sea desobediencia, pero te sientes débil, deprimido, ansioso, atemorizado o enojado. Si es así, abre y suelta. Habla con la persona correcta, pero no continúes con apariencias. Sé sincero, en especial con Dios. Su Palabra dice que Él está cercano a los quebrantados de corazón. Y que no despreciará un corazón contrito y humillado.
«Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.»
Salmos 51:17 (RVR 1960)
Recuerda que Dios no está buscando a quién castigar sino a quién perdonar. Él te ama y quiere que te acerques a Él con un corazón arrepentido para perdonarte.
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.»
1 Juan 1:9 (RVR 1960)
Desobedecer a Dios muchas veces implica un dolor profundo en nuestro corazón, pero también entendemos la misericordia que Él tiene hacia nosotros, sus hijos.
Queremos seguir compartiendo contenido cristiano como este para ti y tu familia, visita nuestra categoría Inspiracional en nuestra página web.