Evangelización es cuando un mendigo le dice a otro mendigo dónde encontrar pan.
D.T. Niles, evangelista ceilanés, líder cristiano y escritor de himnos
Un joven recién egresado de su entrenamiento misionero es enviado a una villa en un país del llamado tercer mundo. Entra en una casa extremadamente pobre donde le permiten hablar de su mensaje.
En medio de su cuidadosa presentación del Evangelio, el hombre de la casa le interrumpe y le dice: “Perdón, no puedo entender lo que dices”. El joven, dispuesto a explicar más ampliamente su mensaje, le pregunta: “¿Cómo así?” “Hace dos días que no comemos nada y no puedo concentrarme en tus palabras”, replica el evangelizado.
Nos contaron una vez esta historia en la misión donde trabajé por muchos años. Aparentemente es real, sólo que siempre escuché diferentes versiones. Aquí, yo les cuento la mía. Pero podría afirmar que ocurrió efectivamente.
Las palabras de Daniel Niles deben ser leídas cuidadosamente. Muchos creyentes no ven con buenos ojos lo que ellos califican como evangelio “social”. Han asumido la idea que eso es una práctica promovida en las iglesias por gente de izquierdas. Por cierto, no es que hayan hecho una investigación objetiva. Tal vez nada más escucharon una predicación, o leyeron un artículo en una revista cristiana.
Criticar el evangelio social es una contradicción. El evangelio es social. La persona que reconoce a Jesús como Redentor no se queda creyendo en un vacío existencial privado. Si ha entendido bien el concepto del reinado de Dios será un contribuyente de la sociedad en la cual vive. Estará sumamente interesado no sólo en el bienestar espiritual de la gente. También querrá ayudar a que el medio en donde vive mejore su calidad de vida, promueva la justicia y la paz.
Luchará a favor de todas las vidas. Desde el no nacido, los niños y mujeres maltratadas, los esclavos laborales de muchas fábricas hasta las víctimas de la contaminación. Es decir, de todos los modos posibles, el nuevo creyente ayudará a los demás a mejorar sus vidas.
Por cierto, también su palabra irá más allá de lo social:
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Daniel 12:3 (RVR 1960)
Dios amó a los seres humanos y por ello envió a su Hijo. Por eso, toda evangelización es humana. Luego, toda evangelización es social.