Compartir la fe es un llamado fundamental para los cristianos, como se evidencia en las palabras de Jesús en Marcos 16:15:
Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda criatura.
Sin embargo, a pesar de esta orden de Dios, a menudo nos encontramos con prejuicios personales que nos impiden obedecer este mandato. Desde una perspectiva bíblica, exploraremos cómo estos prejuicios pueden entorpecer nuestro compromiso con la evangelización y cómo podemos superarlos para cumplir la gran comisión.
El peligro de los prejuicios en la fe
Los prejuicios, ya sean culturales, sociales o personales, pueden ejercer un impacto profundo en nuestra vida para compartir nuestra fe. Estos pueden basarse en estereotipos, temores o suposiciones infundadas.
La Biblia nos advierte sobre los peligros de ceder a los prejuicios:
Porque Dios no hace acepción de personas.
Romanos 2:11 RVR 1960
La iglesia primitiva: un ejemplo de superación de prejuicios
La iglesia primitiva enfrentó desafíos similares en cuanto a los prejuicios. En el libro de los Hechos vemos cómo los primeros seguidores de Cristo superaron sus prejuicios y compartieron la fe con diversas culturas y grupos étnicos.
El caso de Pedro y la visión de los animales inmundos, en Hechos 10, ilustra cómo Dios desafió los prejuicios de Pedro y lo guió a compartir el evangelio con los gentiles. Este episodio subraya la importancia de superar nuestros prejuicios personales para obedecer la voluntad de Dios en la evangelización.
El mandato de amar a nuestros semejantes es central en la enseñanza bíblica. En Mateo 22:39, Jesús declara: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Los prejuicios son inconsistentes con este mandato de amor. La Biblia nos insta a ver a cada persona como un ser humano creado a imagen de Dios y a tratar a todos con compasión y respeto.
Al superar los prejuicios, nos abrimos a la posibilidad de compartir nuestra fe con amor y humildad.
¿Qué nos impide evangelizar?
La evangelización, aunque es un mandato fundamental en el cristianismo, a menudo enfrenta varios obstáculos que pueden dificultar o impedir que los creyentes compartan su fe de manera efectiva. Estos obstáculos pueden variar según las circunstancias y las personas, pero algunos de los factores comunes que pueden impedir la evangelización incluyen:
- Temor al rechazo: El temor al rechazo o a la crítica por parte de otros puede ser un obstáculo significativo para la evangelización. Preocuparse por cómo serán percibidos o juzgados puede llevar a la renuencia a compartir la fe.
- Falta de conocimiento: La falta de conocimiento profundo sobre la Biblia y la teología puede hacer que algunas personas se sientan inseguras al hablar sobre su fe.
- Inseguridad personal: La baja autoestima o la inseguridad personal pueden influir en la voluntad de una persona para evangelizar. La sensación de no estar lo suficientemente preparado o capacitado puede hacer que eviten compartir su fe, esto suele suceder cuando aquella persona nunca ha recibido aprobación en su vida ministerial o personal.
Superar los prejuicios que nos impiden compartir nuestra fe es un desafío espiritual y moral que enfrentamos como cristianos. La Biblia nos exhorta a amar y valorar a todas las personas como creación de Dios, sin dejar que los prejuicios limiten nuestra disposición para predicar las buenas nuevas.
Si crees y accionas, Dios lo puede hacer.