Muchos creen que mostrarse frágiles es una gran desventaja, por ello callan cuando están a punto de desmoronarse, ocultan su dolor detrás de una sonrisa o simplemente fingen ser fuertes.
No hay fuerte
No hay ser humano que pueda resistirse al quebranto, no hay corazón tan duro que no le quiebre el dolor. De una u otra manera nos encontramos con complejidades en la vida que nos llevarán a sentirnos débiles y vulnerables.
El Rey David, expresaba su quebranto en el Salmo 38, había pecado y el dolor por ello junto con la soledad lo carcomía:
Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor, Y aun la luz de mis ojos me falta ya. Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, Y mis cercanos se han alejado.
Salmo 38:10-11 (RVR 1960)
Esta expresión era una oración directa a Dios, pues se sentía abandonado por los demás y ser fuerte en esta ocasión no resultaba. Sin embargo, todo lo que tenía en su mente y corazón lo entregó a Dios.
Dios te da la fortaleza
Acudir a Dios es lo más acertado que podemos hacer, ya que el Señor sabe cómo somos, no hay nada mejor que mostrarnos tal y cual estamos delante de Él. No nos juzgará ni se burlará de nosotros, al contrario, como nuestro Padre nos hará fuertes en medio de la debilidad y además nos dirigirá.
Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy.
Joel 3:10 (RVR 1960)
Aún el fuerte es débil en medio de la angustia, pero para los que se amparan en Dios, esa debilidad se convertirá en fortaleza divina, la cual te añade gozo y paz, porque estás confiando en las fuerzas de Dios y no en las tuyas.
Busca de Dios cuando te sientas débil o fuerte, tu dependencia de Él hará una gran diferencia en tu vida.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.