Es un factor bastante común el que solemos no darle la importancia debida muchas veces a ciertos acontecimientos. Y quienes somos así, es porque no nos gusta regodearnos en lo negativo. Si en algo nos fue mal o algo no anda bien, no le damos importancia y seguimos adelante.
Pero ¿es realmente una buena solución? ¿No estamos con eso viviendo una falsa paz? La Biblia usa la palabra paz de diversas formas. Se refiere a veces a un estado de la relación de Dios con el hombre. La manera como Dios hizo la paz con nosotros no tiene igual.
Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra, por medio de la sangre de Cristo en la cruz.
Colosenses 1:20 (NTV).
Pero también es cierto que no debemos pasarnos la vida lamentándonos. De lo único que debemos lamentarnos es de hacer cosas que nos separen de Dios. El pecado, las malas obras, las mentiras, todo eso y más nos separa de Dios. Es una situación que no nos favorece para nada.
Rendirnos totalmente a Dios es la solución
Desde el pecado original, hemos estado en conflicto con Dios y la verdad es que todos hemos visto que cuando nos rendimos totalmente a Él, nos va mejor. Renunciar a hacer las cosas a nuestra manera y en nuestro tiempo fortalece nuestra relación con Dios y veremos Sus obras.
No dejen que ninguna parte de su cuerpo se convierta en un instrumento del mal para servir al pecado. En cambio, entréguense completamente a Dios, porque antes estaban muertos, pero ahora tienen una vida nueva. Así que usen todo su cuerpo como un instrumento para hacer lo que es correcto para la gloria de Dios.
Romanos 6:13 (NTV).
Yo diría que incluso quienes no son cristianos, cuando están en apuros, en graves problemas, acuden a Dios. Lo he visto en historias repetidas de diferentes personas, donde llegan a un punto tan bajo o tan terrible, que buscan del Creador y es cuando logran transformaciones asombrosas.
Nuestro Dios es magnificente
Tenemos un Dios que es magnificente, es el Único, el Todopoderoso Dios que nos ama infinitamente y lo que requiere de nosotros en que creamos, que confiemos y que dependamos de Él. ¿Es tan difícil? Más bien, por ser tan sencillo, muchos no le dan la importancia debida.
No caigas en esa manera de comportarse. No dudes de Dios. Ten presente siempre Su gran poder y amor por nosotros. Amor por demás inmerecido. Amor como ningún otro. Es esa certeza de que es Dios quien nos da una paz verdadera, una paz que sobrepasa entendimiento.
No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7 (NTV).
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