Ante la vulnerabilidad solemos buscar un lugar o a alguien que nos genere seguridad y refugio. Aunque podamos encontrar esa protección, no hay comparación con ampararnos bajo la sombra de Dios.
Tu refugio eterno
Así como un ave busca un lugar de descanso y protección, nosotros podemos refugiarnos en nuestro Padre. En cualquier momento o situación Él está ahí siempre, con brazos extendidos esperando a todo aquel que lo busca de corazón.
¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
Salmos 36:7 (RVR 1960)
Aquél que ha fallado, ha pecado o se ha desviado del camino o simplemente siente temor por lo que le está pasando, tiene la oportunidad de acercarse y conocer la misericordia de Dios en su vida. Nadie está excluido del bello encuentro con el Padre.
Busca primero a Dios
En ocasiones buscamos refugiarnos en todo lugar menos en Dios, ignorando que Su misericordia y amor son la respuesta a lo que nos aflige. No necesitamos una gran liturgia para acercarnos a Dios, solo un corazón humilde y consciente de que no hay mayor consuelo que el de nuestro Padre.
Dios no nos olvida, ni nos deja de lado, al contrario, usa diferentes situaciones en las que llama nuestra atención para que nos acercarnos a Él.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:16 (RVR 1960)
Siempre podemos acudir a la misericordia de Dios, pues ahí tenemos el refugio perfecto, el cual nos dará protección, descanso, renovará nuestras fuerzas y sobre todo experimentaremos más de la comunión con Él.
No busques más otros lugares, busca a Dios que ahora, en este momento está a tu lado, dispuesto a consolarte y fortalecerte.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.