Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
2 Corintios 9:7 (RVR1960)
No se trata de la cantidad
Un hombre rico daba una cantidad considerable de dinero a su iglesia. Una viuda pobre era miembro de la misma iglesia. La mujer debía trabajar mucho para mantener a su familia de seis hijos.
Un día el hombre rico le dijo al pastor:
- Esta pobre viuda no debe dar nada a la iglesia. Lo que ella da significa para ella un sacrificio muy grande. Yo incrementaré mis ofrendas en la misma cantidad que ella ha estado dando al Señor.
El pastor le dijo a la viuda lo que el hombre había sugerido; a la viuda se le llenaron los ojos de lágrimas.
- ¿Quiere quitarme el placer que tengo al contribuir a la obra del Señor? ¡Piense cuánto le debo! Tengo buena salud, mis hijos están sanos. ¡Recibo tantas bendiciones que no podría vivir si no diera a Jesús mi ofrenda semanal!
Recuerda que Dios ama al dador alegre
En ninguna parte de las escrituras dice que Dios ama a quien más da, por el contrario, vemos cómo Jesús pone de ejemplo a una mujer viuda en Marcos 12: 41-44. Esa mujer solamente pudo dar dos dracmas, pero el Maestro resalta su ofrenda porque no dio de lo que le sobraba como los hombres ricos.
El corazón con el que damos para la obra de Dios es lo verdaderamente importante. No se trata de dar grandes cantidades, sino de hacerlo con un corazón agradecido y alegre, reconociendo que todo lo que tenemos y lo que somos es gracias al Señor y que su cuidado y protección siempre nos acompañan.
Seamos agradecidos con Dios y busquemos ser parte de su obra.
Oración del día
Señor, te doy gracias por todo tu cuidado y protección, gracias porque siempre me acompañas y provees para mis necesidades y las de mi familia. Te pido perdón si alguna vez di de mala gana o sintiendo que era una obligación, ayúdame a tener un corazón agradecido en todo tiempo. En el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
Y tú, ¿cómo das tu ofrenda? ¿Lo sientes como una obligación?