Dios no nos pregunta cómo o cuándo queremos ser probados. El Señor es soberano y pone a prueba a sus hijos cuando Él lo considera mejor.
La historia de Job es un claro ejemplo de que Dios puede probarnos cuando menos lo esperamos. Un día podemos tenerlo todo y al otro quedarnos sin nada. Así como Job, de un día para otro perdió todo lo que tenía y se quedó solo. (Job 1:1-22)
¿Estás preparado?
Nadie sabe cuándo ni cómo seremos probados, pero lo cierto es que un día el Señor pondrá a prueba nuestra fe. ¿Estás preparado para ese día?
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
1 Pedro 1:6-7 (RVR 1960)
El apóstol Pedro nos dice en estos pasajes que «es necesario» pasar diversas pruebas y ser afligidos. Por lo tanto, debes estar preparado para aquel día. Sin duda alguna, tu fe será probada el día que menos lo esperes.
El propósito de la prueba
El propósito de Dios con las pruebas es ver si nuestra fe es sincera y verdadera. Es moldear nuestro carácter y hacernos perfectos.
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Santiago 1:2-4 (RVR 1960)
Recuerda que tu fe será puesta a prueba un día, pero tranquilo, Dios sabe lo que hace y nada escapa de su control. Cuando llegue ese día, confía en Dios y alábalo con todo tu corazón.
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