Cada uno de nosotros deja huellas a lo largo del año, la pregunta es: ¿Qué tipo de huella estamos dejando en las personas que nos conocen?, ¿huellas buenas o malas?
El llamado de Dios
Dios nos ha llamado para bendecirnos y ser de bendición a otros. «Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.» (Génesis 12:2).
Para dejar huella y ser un ejemplo de vida. «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.» (Efesios 5:1-2)
Por lo tanto, decide dejar una buena huella, siendo de bendición e imitando a Dios en todo lo que hagas. No tienes que ser perfecto, pero sí ir paso a paso para mejorar tu vida y la huella que dejarás a las personas que te conocen.
Tus acciones son las huellas que dejas
Si tus acciones no muestran a Cristo, entonces no estás dejando buenas huellas. Por ejemplo, si hoy antes de salir de casa no has reunido a tu familia para orar, compartir la palabra de Dios, darles un beso o un abrazo, ¿cómo crees que tus seres queridos te recordarán durante el día?
Recuerda que Dios nos ha llamado para ser de bendición y nuestra responsabilidad como hijos es dejar un buen ejemplo de vida, de esa forma haremos que las personas se acerquen y glorifiquen al Señor.
No importa si el resto de la familia no es creyente, podemos dejar huellas que dirijan a las personas hacia Dios, incluso en los detalles más pequeños, como mantener limpia tu habitación, saludar con respeto, ayudar en los quehaceres de la casa, siendo responsables y honestos en el trabajo o en lugar en el que nos encontremos.
Caminemos como Jesús
Lo importante es que en todo lo que hagamos mostremos a otros el amor y el cuidado que Dios tiene por ellos.
«Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.»
1 Juan 2:3-6 (RVR 1960)
Por esta razón, la mejor manera de dejar huella en esta tierra y en el corazón de las personas que nos conocen, es obedeciendo a Dios e imitando a Cristo.
Dejar huella no se trata de las cosas materiales que quedan a tu nombre; dejar huella es que cuando digan tu nombre puedan sonreír y cada persona recuerde un momento especial con enseñanza que tu hayas dejado en ellos.
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