Cuando Jesús habló de la fe y la comparó con el tamaño de la semilla de mostaza, no hablaba solo de su diminuta medida. Es el pronóstico de lo que llega a ser esa semilla.
Sin embargo, una vez que tenemos fe real, la confianza total y absoluta en el poder de Dios, sabremos del poder de tener fe.
—Ustedes no tienen la fe suficiente—les dijo Jesús—. Les digo la verdad, si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Muévete de aquí hasta allá”, y la montaña se movería. Nada sería imposible. Mateo 17:20 (NTV)
Y decimos que no es el tamaño de la fe porque en realidad lo que importa es creer. La fe es creer positiva y totalmente en algo que, aunque no vemos, sabemos con certeza que está o que es. Tenemos fe en Dios, en Su amor y Su gran poder.
Jesús comparó el reino de Dios con la semilla de mostaza
La profundidad de las raíces que podemos tener en nuestro entendimiento, son las que nos permiten ver Sus milagros en todo. Esa es la razón por la que antes Jesús les habló del reino del cielo y lo comparó a una semilla de mostaza.
«El reino del cielo es como una semilla de mostaza sembrada en un campo. Es la más pequeña de todas las semillas, pero se convierte en la planta más grande del huerto; crece hasta llegar a ser un árbol y vienen los pájaros y hacen nidos en las ramas» Mateo 13:31-32 (NTV)
Se trata de lo fructíferos que podemos ser ejerciendo fe, practicándola, enriqueciendo nuestra fe. Y es que sin fe, no tendríamos a Dios. Sabemos que existe y creemos en Él y en Su venida, creemos en Sus promesas porque está registrado en la historia. Nuestro Dios cambió al mundo cuando estuvo aquí.
Su venida, aunque no había teléfonos, internet o celulares, logró un impacto tal, que aún sigue vigente. El cristianismo es la religión con más seguidores en el mundo entero. Casi un tercio de la población mundial somos cristianos.
Y sabemos que la semilla de mostaza no es la más pequeña de las semillas, y tal vez su planta no sea la más grande de las plantas. Pero era algo que les era familiar y le facilitaba a la gente de ese lugar y esa época entender. Habló proverbialmente de ello.
Lo cierto es que hay un cambio de pequeña semilla con la sorprendente naturaleza de su crecimiento. Y la iglesia, demostró que la semilla de Jesús es verdaderamente asombrosa. La iglesia creció explosivamente a lo largo de los siglos y sigue creciendo.
Oración del día
Padre amado de los cielos, gracias por ser tan maravilloso que viniste a convivir con nosotros. Gracias por la oportunidad que nos das de pasar la eternidad a tu lado, por fe, por creer en ti, en tu nacimiento, en tu ministerio aquí en la tierra, en tu muerte y resurrección.
Gracias por perdonar nuestros pecados y permitirnos confiar en ti, en tu poder y tu amor. Eres un Dios maravilloso y te estoy agradecido siempre. Gracias Padre, lo digo en el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
¿Qué ha hecho crecer tu fe en Dios?