¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!
Salmos 119:5 (RVR 1960)
El salmo 119 es uno de los más extensos, y es un acróstico del alfabeto hebreo. El énfasis es la Palabra, aunque es un amor al autor de ella, Dios. El salmista, a modo de oración dice: «¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!» ¿tienes el mismo anhelo?
Capacidad para guardar la Palabra
Debemos orar para tener la capacidad de obedecer la Palabra de Dios, puesto que no es algo que como humanos podamos hacer, es un don de Dios, algo que solo Él puede darnos.
El anhelo de ser obedientes a Dios debe ser continuo, como algo que no se consigue de la noche a la mañana pero que se trabaja a diario. Como consecuencia, la vergüenza que produce el pecado no estaría presente en nuestra vida, porque viviríamos conforme a la voluntad de Dios.
Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos. Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprendiere tus justos juicios.
Salmos 119:6-7 (RVR 1960)
El salmista no solo resaltaba la importancia de alabar al Señor y guardar su Palabra, sino que hace un énfasis en que se lo debe hacer con rectitud de corazón.
Un deseo continuo
Puede que tu deseo de ser obediente a la Palabra no es continuo, sin embargo, estás consiente de la importancia de que sea así. Si quieres que esto cambie, empieza a meditar en el Salmo 119, estúdialo, que sea parte de todos tus días.
Dios no quedará indiferente al esfuerzo que hagas, y a pesar de que te cueste ser obediente y guardar sus mandamientos, poco a poco será algo que nacerá en tu corazón, porque la Palabra te inspirará.
La Palabra de Dios no es un libro cualquiera, es uno que tiene la capacidad de transformarnos, confrontarnos, revelarnos a Dios y su voluntad.
Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos.
Samos 119:10 (RVR 1960)
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.