Hay personas que viven atadas por vendas espirituales que no les permiten ver la realidad. Pueden tener una vista distorsionada de la verdad, y eso les puede impedir crecer en su espíritu. Éstas pueden atar, sujetar, oprimir e impedir que veamos claramente.
Las vendas de Pablo
En la historia de Pablo tenemos un ejemplo de un hombre dedicado a Dios, pero atado con vendas religiosas. Sentía que quienes no estuvieran con sus creencias y sus maneras con las leyes de Moisés, no podían ser aceptados por Dios y tenían que ser castigados.
Como bien saben los líderes judíos, desde mi temprana infancia recibí una completa capacitación judía entre mi propia gente y también en Jerusalén. Ellos saben, si quisieran admitirlo, que he sido miembro de los fariseos, la secta más estricta de nuestra religión.
Hechos 26:4-5 (NTV)
Pablo tuvo vendas religiosas muy fuertes
Por esa pasión que sentía por la ley, tenía una venda sobre sus ojos que no le permitía concebir que podía estar errado. Persiguió a los cristianos porque pensaba que estaba haciendo bien y luchando para Dios. Por eso, Jesús se le hizo presente.
Mi idea es que Pablo, al presenciar la muerte de Esteban, quedó impactado. Viendo la manera como Esteban se entregó y lo que dijo, lo impactó. Se le comenzaron a caer esas vendas que lo llevaban a hacer daño. Y justamente, al encontrarse con Jesús, nuestro Dios le quitó la vista para hacerle ver su error.
No permitamos que el maligno ni las tendencias del mundo pongan vendas sobre nuestros ojos. No permitamos que las vendas del mundo nos aten o nos halen hacia cosas que no agradan a Dios. Y procuremos con amor, quitar las vendas de los ojos de aquellos a quienes veamos perdidos.
Saulo fue uno de los testigos y estuvo totalmente de acuerdo con el asesinato de Esteban.
Hechos 8:1 (NTV)
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