Cuando leemos los milagros que realizó Jesús, nos damos cuenta que hace o pone a hacer cosas que tienen que ver con este mundo antes de realizarlos. Cuando alimentó a los cinco mil, pidió a los apóstoles que buscaran algo de comida.
Cuando hizo el milagro del agua en vino, les pidió a los sirvientes que llenaran las tinajas. Si lo pensamos seriamente, Él pudo sanar al ciego sin el barro. Pudo hacer que apareciera el vino en las tinajas sin que las llenaran primero de agua. De igual forma, habría podido hacer que apareciera la comida sin los cinco panes ni los dos peces.
Pero siento que lo hizo para que tengamos en cuenta que en este mundo, siguen ocurriendo los milagros si estamos dispuestos a buscarlos. Debemos estar pendientes de verlos, porque eso significa que estamos ejerciendo nuestra fe y fortaleciéndola.
Cerca de allí había seis tinajas de piedra, que se usaban para el lavado ceremonial de los judíos. Cada tinaja tenía una capacidad de entre setenta y cinco a ciento trece litros.Jesús les dijo a los sirvientes: «Llenen las tinajas con agua». Una vez que las tinajas estuvieron llenas, les dijo: «Ahora saquen un poco y llévenselo al maestro de ceremonias». Así que los sirvientes siguieron sus indicaciones. Juan 2:60-8 (NTV)
Venimos a este mundo a prepararnos porque somos parte del milagro
Si crees en esto, tiene mucho más sentido la vida. ¿No es cierto? Venimos con un propósito, una misión y debemos descubrirla. De manera, que cumplamos ese propósito para el que Dios nos trajo a este mundo y seamos parte del milagro de la resurrección después de la muerte.
Jesús ha cumplido todas Sus promesas y nos prometió que quienes creamos en Él también viviremos después de morir. Y nos está preparando un lugar en Su Reino. Un lugar especial para nosotros donde seremos parte del milagro de estar en ese sitio sin enfermedades, ni lágrimas, ni sufrimiento.
En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Juan 14:2 (NTV)
Viéndolo así tenemos que estar contentos todo el tiempo. Sin importar las circunstancias de esta vida porque tenemos la promesa de otra vida en ese sitio maravilloso, por la eternidad. Un tiempo sin fin, al lado de nuestro Dios amable, gentil, generoso, perdonador y misericordioso.
Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá. ¿Lo crees, Marta? Juan 11:25-26 (NTV)
No nos quejemos más. Viviendo en este mundo, no importa lo que suceda, lo que nos hagan, lo que suframos, recordemos siempre que estamos aquí porque somos parte del milagro. ¡El milagro de una eternidad en un sitio maravilloso y protegidos por nuestro Abba, Padre, Señor y Salvador!
Oración del día
Padre Amado de mi vida, gracias. No puedo más que comenzar agradeciéndote por la promesa que tenemos en ti de un lugar especial para cada uno de los que creamos en ti. Ayúdame a que nunca me olvide yo de tu gran amor y de tus promesas.
Me asombra y me hace sentir alegre saber que soy parte de tu milagro, ese milagro de resurrección cuando muera en esta vida. Que no me vuelva yo a quejar mi Dios, sino que recuerde ese tiempo sin fin que estaré a tu lado y en un lugar paradisíaco, sin dolor ni enfermedades. Gracias. Amén.
Aplicación
¿Cómo te sientes ahora cuando te quejas de tus circunstancias? Dinos si este devocional te ha hecho reflexionar en esto.