Un lugar desolado es un lugar inhóspito, desértico, triste. Pasamos muchas veces por esos lugares y es cuando estamos en ellos que más buscamos a Dios. De lo contrario, solemos olvidarnos y pasamos por alto dedicar tiempo a estar con Él.
En el versículo a continuación, que es del libro de Jeremías en la Biblia, Dios le habla a Jerusalén porque lamentablemente ellos, el pueblo de Israel, le habían dado la espalda y rindieron culto a ídolos. Olvidaron que Dios los había librado de la esclavitud.
Esto dice el Señor: Recuerdo qué ansiosa estabas por complacerme cuando eras una joven recién casada, cómo me amabas y me seguías aun a través de lugares desolados.
Jeremías 2:2 (NTV)
Y exactamente lo mismo nos podría decir a toda la humanidad porque nos dio este mundo creado por Él, tan magníficamente, y lo hemos destruido. También hemos adorado ídolos y nos hemos corrompido, pues todos somos culpables en parte de lo que sucede.
¿Te atreves a predicar en lugares desolados?
Si bien no somos quienes hemos puesto en marcha todo el caos, necesitamos ser más proactivos en hacer el bien. Ir y predicar en lugares desolados, que no siempre son inhóspitos, sino que están habitados por gente perdida y encadenada a vicios.
Teniendo discernimiento y sabiduría, no podemos ir a esos lugares las mujeres solas. Ni tan siquiera los hombres solos. Por eso debemos hacer comunidad en nuestras iglesias, para ir en grupos a dejarles saber la esperanza que tenemos todos, incluso ellos si creen en Jesús.
Sabiendo que, si oramos y vamos a servir a Dios, Él nos acompaña y nos protege. Vamos a esos lugares con la misma fe que David enfrentó al gigante, sabiéndose victorioso porque va a honrar a Dios. La fe de Daniel en el foso de los leones y su ejemplo de orar y adorar a Dios siempre.
Y cuando sintamos que estamos pasando por una temporada en lugares desolados, recurramos a Dios y no nos enfoquemos en el problema. Fijemos nuestra vista y atención en el gran poder y el maravilloso amor de Dios para nosotros, eso nos sacará de allí.
Oración del día
Señor mi Dios, mi Amado Padre, gracias por Tu generosidad y amor. Perdóname si cuando he estado cómodo y todo me va saliendo bien, dejo de acudir tan seguido a Ti mi Dios. No te debo buscar solo cuando esté pasando por lugares desolados, por tiempos de sequía o de necesidad.
Ayúdame a atreverme también a ir a esos lugares donde hay gente que por no conocerte han caído en vicios, se han encadenado al mundo. Oro por toda la humanidad encadenada, pidiéndote que puedan encontrar quién les hable de la esperanza que tenemos por Tu gran amor, al creer en Jesús y Su sacrificio por todos nosotros para que podamos pasar la eternidad contigo. En Su Santo nombre, amén y amén.
Aplicación
¿Qué momentos de tu vida te trajo este devocional a la memoria? ¿Momentos desolados, o momentos en los que estabas cómodo y descuidaste un poco a Dios?