Es muy cierto que en la mayoría de los casos escogemos caminos en la vida muchas veces motivados por lo que hoy llamamos tendencia; es decir, en ocasiones simplemente lo hacemos para encajar en un núcleo, estar a la moda, ser parte de una comunidad y tener aceptación; o sencillamente para mostrar algo que realmente no es nuestra esencia.
Dice en la Palabra de Dios:
Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.
Proverbios 14:12 (RVR1960)
Quizás eso es lo que durante muchos años hemos hecho. A lo mejor eso haya sido lo que no nos ha dejado avanzar.
Andar en caminos que a nuestro parecer son los más idóneos y correctos para nuestra propia vida y nuestras futuras generaciones. Tal vez nos hemos dejado llevar por la nueva ola de vivir la vida de otros, sin asumir nuestras propias responsabilidades.
Posiblemente nuestra manera de pensar ha estado ligada por aquello que nos inculcaron desde niños, dejando así nuestros más grandes objetivos.
Y es que es evidente que el mundo actual tiene un peso muy grande en la manera de vivir la vida; pero es allí donde realmente logramos entender que depende de nosotros mismos hasta dónde queremos llegar.
El camino que yo elegí
¿Qué camino has escogido seguir?, ¿el más corto, porque las pruebas son mínimas y llegarás más rápido a la meta?, o ¿has escogido el camino más largo donde las pruebas son mucho más pesadas y las experiencias son más provechosas para tu vida?
No te diré con certeza cuál es el mejor camino que debes escoger; pero si podré decirte que cada una de las pruebas que a lo largo de mi vida he atravesado me han llevado a una madurez mucho más estable.
Sin duda alguna he logrado adquirir el conocimiento preciso acerca de la vida que de lo contrario no lo hubiera hecho en el camino corto que se me fue ofrecido.
Solo tu eres el único y la única persona que hoy tiene la oportunidad de elegir sabiamente reconociendo que es lo más fructífero.
Estoy completamente segura que llegará el momento en que tus labios repitan una y mil veces, valió la pena porque Dios sigue siendo Dios.
No olvides que con gran satisfacción vas a ver tus sueños realidad y dirás, este es el camino que yo elegí.
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