Objeto de museo. Así me he sentido muchas veces en muchas partes. Un ciudadano que quiere conversar sobre el fondo de los asuntos y no sobre la opinión pública predominante o las tendencias sociales.
Investigué brevemente el origen de la palabra museo y descubro algo feliz. El concepto se instaló en Alejandría en sus tiempos de gloria. Originalmente no fue un lugar donde colocar objetos antiguos para ser admirados como es hoy.
Era, en realidad, la “casa de las musas”. El objeto de museo de las musas era la poesía épica, la historia, la poesía lírica, la música, la tragedia, la pantomima, la comedia, la danza y la astronomía, entre otras cosas.
Sobre el museo de Alejandría, se lee:
…situado en el barrio de Alejandría conocido como el Bruchion fue, de acuerdo a Estrabón, un largo edificio adornado con pórticos y galerías para caminar, con largas habitaciones para conversar sobre problemas de literatura y una habitación donde reunirse.
Enciclopedia, o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios, Denis Diderot y Jean le Rond D’Alembert, editada entre 1751 y 1772
De eso se tratan estas notas
La Escuela de Alejandría, junto al Museo, representaron un tiempo excelente de investigación y búsqueda filosófica, científica y artística. Ese era, explícitamente, su objeto de museo.
Por cierto, hay muchas otras cosas en la vida que son necesarias. Digamos, la comida, el vestido, la vivienda, la salud, el trabajo, el descanso.
Pero hay en todas las cosas un fondo de pensamiento, una razón de ser. Son causadas por algo. Son consecuencia de una idea, de una acción anterior. De eso tratan, casi siempre, estas notas. Y seguirá siendo así mientras haya lugar.
Mi objeto de museo
Propongo en estas notas una conversación imaginaria por los pasillos y las galerías de este sitio. Imaginémoslo como el museo original.
Sugiero siempre que nos adentremos en el por qué y en el para qué de las cosas. Mi invitación es ir más allá del qué.
La vida es más que la comida y el cuerpo que el vestido, dijo Jesús. Mi interpretación de esto es que es importante no sólo satisfacer la panza y los sentidos. Hay algo más adentro de las cosas.
No todo es pasarlo bien, asegurar un sitio en el cielo y ser un “pequeño pueblo muy feliz” dentro del edificio religioso.
Mi objeto de museo no es admirar las antiguas piezas de la doctrina, diseñada siglos atrás y venerarla como intocables.
No tocar
No, amigas y amigos. Aquí se toca todo, se manipula y se le hurguetea la razón que debe estar detrás del discurso y la apariencia. Porque para discursos y apariencias, mejor se entretienen con las redes sociales. Aquí no.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.