Hoy, junto a la licenciada Débora Pedace, dialogamos sobre un tema con el que todos tratamos alguna vez. Quizás te haya pasado —o te esté pasando— el no saber explícitamente si lo que sientes por alguien es una mera atracción o un sentimiento de amor más profundo. Por eso, aprenderemos a identificar el sentimiento.
En el segmento conversamos sobre estas diferencias y sobre cómo darnos cuenta en qué situación nos encontramos cuando avanzamos en el conocimiento de alguien.
Está claro que el compromiso nos llega a todos, pero a ciertas personas les cuesta más que a otras asumirlo. Confesarle nuestro amor a una persona trae consigo el miedo que subyace al fracaso. Esto hace que muchas veces las personas nieguen el amor que sienten y solo se queden en la superficie de la atracción física, para evitar la movilización de emociones más profundas y a la vez trascendentes.
Amar vs. gustar: ¿Cómo saber cuál es el sentimiento?
¿Qué pasa cuando no sabemos con claridad lo que sentimos o sienten por nosotros? ¿Cómo darnos cuenta? Es bueno comprender lo que el amor representa. El amor es un sentimiento profundo, permanente e incondicional. Es una disposición de la persona, uno decide amar a pesar de las incongruencias de la vida. Uno ama desinteresadamente, uno ama con el amor que relata La Biblia en 1 Corintios 13.
A diferencia de este sentimiento trascendental, la atracción física muchas veces es la antesala al amor profundo. Se comienza con cierta atracción física o el gustar de una persona para fomentar este sentimiento, concluyendo en un amor duradero y decisivo.
Esto puede comenzar así aunque muchas veces puede darse lo contrario, ya que cada persona o pareja, funcionan de manera diversa y puede suceder lo opuesto, como es el caso de parejas que son arregladas de antemano, en donde no hay tiempo para la atracción física.
La importancia de la mirada
Para algunos científicos, la mirada es la que determina lo que la persona siente. Los expertos recomiendan atender cómo nos miran o cómo miramos al otro. Se podría decir que la mirada es el reflejo del alma, pero en realidad lo es más bien de las intenciones, las necesidades y de nuestra vida emocional. Este tipo de lenguaje no verbal no miente y se vuelve muy revelador.
Es muy interesante observar cómo la mirada de una persona cambia según su objetivo, si es amor o si solo es atracción física. En ambos casos, la función cognitiva es modificada según quien esté delante. Cuando hay amor o enamoramiento hay ternura y un componente más emocional (esto no quita que esté el deseo también, pero prima un sentimiento más cálido orientado a la vinculación), por el contrario, cuando la mirada es de atracción o deseo sexual lo que predominan son los pensamientos o fantasías de esa índole.
Para resumir, la gran diferencia entre ambas tiene que ver con la necesidad de compartir, de vincularse, de proyectar y de tener sueños a conquistar.
Vamos a cerrar con una frase que hace referencia a esto:
Cuando te gusta una flor solo la arrancas, pero cuando amas una flor, la riegas, la cuidas a diario.
Débora Pedace
Aquí está la cuestión de todo, cuando se logra comprender esto se comprende la vida.
El gusto es solo la química del momento, se limita a lo visual y con el tiempo se desvanece, el amor tiene que ver con mirar más allá de lo que vemos.