Cuando piensas en las cosas que representan una tentación para ti, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente? Las tentaciones pueden ser muy diferentes para cada persona; pero por más que varíen, podemos asegurar con certeza su existencia y que son universales.
La Biblia habla sobre la tentación y nos presenta algunos puntos importantes que debemos tener en cuenta con respecto a este tema. Entender lo que dice la Palabra de Dios nos ayuda a comprender cómo podemos prepararnos y evitar caer en las tentaciones; asimismo, nos ofrece esperanza al saber que no estamos solos.
¿Qué dice la Biblia sobre la tentación?
La tentación no viene de Dios
Cuando ustedes sean tentados a hacer lo malo, no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta a nadie a hacer lo malo. Al contrario, cuando somos tentados, son nuestros propios deseos los que nos arrastran y dominan. Los malos deseos nos llevan a pecar; y cuando vivimos sólo para hacer lo malo, lo único que nos espera es la muerte eterna.
Santiago 1:13-15 (TLA)
Dios no nos tienta a hacer lo malo porque todo el comportamiento pecaminoso no viene de Él, sino del diablo. Por lo tanto, es un error pensar o decir que Dios nos envía las tentaciones.
Es cierto que Dios puede probar nuestra fe, pero dichas situaciones son muy diferentes a las tentaciones, y no debemos confundirlas. La tentación nos lleva a hacer lo malo; en cambio, las pruebas nos fortalecen y nos acercan más a Dios.
Podemos ser tentados cuando estamos distraídos
Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.
Mateo 26:41 (NVI)
Si estamos distraídos por las cosas de este mundo, y desviamos nuestra atención de Dios, entonces podemos caer en tentación. La Biblia nos dice que debemos estar alertas, incluso si creemos que estamos firmes y seguros, debemos cuidarnos de no pecar (1 Corintios 10:12).
Cuando nos enfocamos únicamente en Dios, entonces no tenemos por qué preocuparnos por las situaciones que pueden ponernos en peligro.
La tentación es producto de nuestros malos deseos
La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte.
Santiago 1:14-15 (NTV)
Cuando enfrentamos una tentación, a menudo cometemos el error de pensar que somos inocentes y que somos tentados sin razón aparente. No obstante, en la Biblia encontramos que la tentación nace cuando nos dejamos llevar por nuestros malos deseos; es decir que no vienen por casualidad, sino que se originan en nuestros corazones.
Por esta razón es importante que mantengamos una comunión cercana con Dios; puesto que si le tenemos como prioridad, ningún pecado representará una tentación para nosotros.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.